• La Verdad del Sureste |
  • Martes 23 de Abril de 2024

FREE LANCE.

Los entrenadores.


JESÚS PÉREZ PÉREZ.


Una empresa que industrializa la harina para convertirla en pan, celebra anualmente un torneo de fútbol para niños de educación primaria,  con tal éxito que los pequeños esperan con ansias su celebración. La  compañía se esfuerza por mejorar el certamen y para ello implemento una medida que promueve el juego limpio entre los jugadores.

    Desde el pasado campeonato, además de las tradicionales tarjetas amarillas y rojas, los árbitros utilizaron una de color verde para mostrarla al jugador por buen comportamiento, dentro del terreno de juego durante los partidos. Según los patrocinadores del evento la idea tuvo un éxito inesperado que piensan en premiar al futbolista que acumule el mayor número de cartulinas verdes, este torneo
    Mientras los niños son el ejemplo a seguir en cuanto a buen comportamiento, los hombres de pantalón largo, en este caso entrenadores, quienes se suponen son el patrón de conducta del deportista, poseen en el certamen deportivo  el record negativo al sumar el la mayor cantidad de expulsiones en comparación con los jugadores.
    Este fenómeno ratifica lo analizado en otras ocasiones y comprueba la teoría que son los adultos inductores a que los niños quebrantan las reglas cívicas y morales. Las campañas que promueven las instituciones públicas y privadas para conformar una mejor sociedad, se queda en únicamente en la intensión,  en el caso del deporte, con instructores, que  desahogan sus frustraciones con insultos y agresiones físicas  a sus propios atletas y rivales.
    Ninguna campaña en favor de una niñez saludable física y mental tendrá el existo deseado, mientras seudo entrenadores confundan la disciplina con la provocación y la injuria.  Algunos argumentan, que por sus venas corre sangre, pero tienen un cerebro para pensar y que los hace diferentes a los animales irracionales.
    Muchos niños llegan al deporte afectado por sus propios padres emocional y sentimentalmente por la agresión de uno o ambos progenitores o de hogares disfuncionales.
    A todo esto hay que sumarle  un instructor con aparente título como tal, pero en la práctica demuestra lo contrario.
    Desgraciadamente, existen jefes de familia que entregan a sus hijos a estos oscuros personajes del deporte para que los entrenen, porque los consideran la mejor elección para sus vástagos, sin darte cuenta que hunden más a los impúberes.
    Las estadísticas no mienten, el citado torneo enciende de nuevo la señal de alerta a combatir a estos entrenadores para evitar en gran medida que esta sociedad se hunda más y deporte de en vez de sur un aliado para la familia sea lo contrario. El poder es el poder