• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 19 de Abril de 2024

PALABRAS DE VIDA

LUGAR IDEAL PARA RECUPERAR LOS VALORES.


Inelda Hernández de la Cruz.


La familia  lugar ideal para forjar los valores, es una meta alcanzable y necesaria para lograr un modo de vida más humano, que posteriormente se trasmitirá naturalmente a la sociedad entera.

    En estos tiempos tristemente podemos observar como los padres ya no tienen el control de sus hijos, estos hacen lo que quieren no hay quien los detenga en su loca carrera. Ya no oyen los consejos de sus padres es más podemos darnos cuenta cuantos jóvenes se embarazan y  le dejan la responsabilidad a sus padres y estos a su vez por temor a que sus hijos les recriminen siguen sosteniendo sus gastos y aun todavía sostienen al nieto que ni culpa tuvo de venir al mundo solo por un momento de aventura e irresponsabilidad de sus padres y consentimiento de los padres adultos. Porque que es eso, que un hijo diga ahorita regreso en vez de pedir permiso, no lo hacen. Verdaderamente es alarmante la pérdida de valores en todos los aspectos.
    En la escuela donde trabajo los padres exigen buenas calificaciones para sus hijos aunque estos ni siquiera se preocupan por estudiar, es más ni siquiera asisten a sus clases o llegan tarde   porque les dio flojera o simplemente porque a la joven le llego el  momento de alumbramiento  y no puedo asistir a sus actividades escolares. Imagínense esta grave situación que se esta viviendo sin que nadie lo pare,   que barbaridad en mis tiempos las cosas eran diferentes se practicaban, los valores, como son el respeto, la responsabilidad, honestidad, la amistad, compañerismo, amabilidad sobre todo el amor de los padres hacia sus hijos,  antes con dos jaloncitos de cabello o las orejitas los papas lograban controlar a sus hijos cuando eran inquietos, pero no groseros como los hijos de hoy. No olvidemos que todos somos parte de la sociedad, eduquemos a nuestros hijos y no le dejemos a los extraños hacerlo porque los que más conocemos  a nuestros   hijos somos nosotros los padres. En la biblia dice que no es malo corregir a los hijos con una vara y explicarles el porque del castigo cuando es necesario hacerlo, hay que hacerlo, castigar no quiere decir lastimar sino corregir enseñarles como deben comportarse para que el día de mañana vivan una vida tranquila. No olvidemos que el mismo Dios que nos ama tanto también castiga. “porque Jehová al que  ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere “proverbios 3-9  . Claro amar no es solamente dar y dar lo que los hijos pidan, a veces los padres hasta se empeñan porque el hijo les exige que le compren por ejemplo una computadora un para de zapatos de marca aunque no tengan ni para comer aún sin contar con algún trabajo le compran al hijo lo que quiere.
    En la escuela donde trabajo los jóvenes llevan computadora, celular, dinero y gastan sin medida y no porque sus padres sean ricos sino porque ahora hay otra política que en mis tiempos no existía pues el gobierno regala dinero aún  aquellos jóvenes que ni siquiera desean superarse pues es lógico para que, si tienen quien los mantenga pero el día de mañana que no exista esa oportunidad que irán hacer, pues claro que se dedicaran a robar y a matar no hay de otra. Para eso los están inculcando a falta de educación mayor corrupción.
    La educación no es empeñarse en que nuestros hijos sean grandes profesionistas. Tampoco es el destino de los chicos llegar a ser lo que nosotros fuimos incapaces de alcanzar, ni hacer esa espléndida carrera que nos hubiera gustado. No. Hay que dejarlos que sean  ellos mismos. Los hijos son moldeables hay que ayudarlos a  descubrir y quitar sus defectos. Ciertamente es una labor delicada y quienes la pueden hacer precisamente son los padres.  “el hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre”  Proverbio 10-1 hijo sabio padres sabios, hijo necio padres necios. Para educar o  corregir  primero hay  que ser ejemplos. Los hijos son obra de arte hechos por la mano de Dios, a los padres les corresponde guiarlos para que puedan entender las cosas distinguiendo lo malo y lo bueno.
Hay que buscar para los hijos ideales de equilibrio, de nobleza, de responsabilidad. No de superioridad en todo, porque eso acaba por crear absurdos estados de angustia. Lo que importa es fijarse unos retos que le hagan ser él mismo, cada día un poco mejor; hacerlos capaces de fijarse metas y cumplirlas  que les hagan conocer la satisfacción.
    La tarea de educar en la libertad es tan delicada y difícil como importante, porque hay padres que, por afanes de libertad mal entendida permiten a sus hijos hacer lo que quieran y les dan lo que desean y  no educan; y otros que, por afanes académicos desmedidos, no respetan la libertad. Y no sabría decir qué extremo es más negativo. Leyendo por ahí encontré cuatro reglas que les comparto  pensando que les pueda servir para que  guiar a sus  hijos por el buen camino y  no desesperar a nuestros hijos. “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten Colosenses 3-21. Muchas veces los padres cometen el error de estar siempre recordándole a los hijos hasta de que van  a morir, gritándoles cosas feas que los desmotiva a ser personas responsables y honestas.
    Educar no es una tarea fácil. El adolescente tiende por naturaleza a juzgar todo, posee una considerable visión crítica de lo que le rodea. Eso no tiene por qué ser forzosamente malo. Por el contrario, puede ser muy bueno. Pero habría que establecer unas reglas del juego para que la crítica en la familia sea positiva.
    Primera para que alguien tenga derecho a corregir tiene primero que ser persona que esté capacitada para reconocer lo bueno de los demás y que sea capaz también de decirlo, que no corrija quien no sepa elogiar de vez en cuando.
    Porque si un padre no reconoce nunca lo que su hijo o su mujer hacen bien, ¿con qué derecho podrá luego corregirles cuando fallen? En este sentido no debemos olvidar que, el que nada positivo encuentra en los demás tiene que replantear su vida desde los cimientos algo en él no va bien, tiene una ceguera que le inhabilita para corregir. Hay que
    Segunda corregir con mucho cariño, tiene que ser la crítica del amigo, no la del enemigo. Y para eso tiene que ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin apasionamiento: tiene que ser cuidadosa, con el mismo primor con que se cura una herida, sin ironías ni sarcasmos, con esperanza de verdadera mejoría.
    Tercera tampoco debe darse la corrección sin antes hacer examen sobre la propia culpabilidad en lo que se va a corregir. Cuando algo marcha mal en la familia, casi nunca nadie puede decir que está libre de toda culpa. Además, cuando uno se siente corresponsable de un error, corrige de forma distinta. Porque corrige desde dentro, comenzando por la confesión de la propia culpa. De este modo, el corregido entenderá mucho mejor porque empezamos por compartir su error con el nuestro, y no lo verá como una agresión desde fuera sino como una ayuda desde dentro.
    La crítica destructiva es tan fácil como difícil es la constructiva. Resulta muy eficaz que en la familia haya fluidez en la corrección, que se puedan decir unos a otros las cosas con normalidad. Que los agravios o los enfados no se queden dentro de los corazones, porque ahí se pudren.
    Cuarta  forma de llevar a cabo la corrección. Ésta ha de ser cara a cara, pues no hay nada más sucio que la murmuración o la denuncia anónima del que tira la piedra y esconde la mano; a la persona interesada y en privado; y siempre sin comparar con otras personas como por ejemplo porque será que no eres como fulano o sutanito eso  es terrible, matas  el animo de tu hijo no lo iguales a nadie él tiene su propia personalidad nada de “aprende de tu primo, que saca tan buenas notas, o del vecino de arriba que es tan educado”. Además debemos ser prudentes no juzgar antes de conocer las cosas que a veces se murmura de nuestros hijos.  Y por último hay que saber elegir el momento para corregir o aconsejar, que ha de ser cuanto antes, pero siempre esperando a estar los dos tranquilos para hablar y tranquilos para escuchar, si uno está aún nervioso o afectado por un enfado, quizá sea mejor esperar un poco más, porque de los contrario probablemente se estropeen más las cosas en vez de arreglarse. Corregir sí, pero siempre poniéndose en lugar del otro para así poder comprenderlos. Nunca se debe corregir delante de otras personas dejas a  tu hijo en evidencia y en vez de ganártelo lo pierdes, el mundo esta dispuesto para recibirlo y destruirlo.
    Un buen ambiente familiar, es preciso crear un clima de gran confianza y de libertad, aun a riesgo de que alguna vez sean engañados. Más vale que luego ellos se avergüencen de haber abusado de esa confianza y se corrijan. En cambio, cuando falta un mínimo de libertad, la familia se puede convertir en una auténtica escuela de la simulación.
    Los jóvenes,  han de comprender que sólo una persona bien preparada en la obediencia juvenil será libre en la edad adulta.
    Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores no se compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la familia perfecta, pero sí aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.
    Para concluir recuerden la importancia de fomentar en sus  hijos los valores por sobre todo los espirituales porque el temor a Jehová los hará sabios y entendidos, “herencia  de Jehová son los hijos habidos en la juventud”  y son los padres los que tienen que guiarlos hacia el blanco perfecto que es Jesucristo. Papas, mamas  no permitan que el día de mañana sean avergonzados por la malacrianza de sus hijos. En la biblia encontraran muchas formas de enseñar a sus hijos la obediencia. Para ello, ustedes,  deben ser ejemplo de obediencia y si no fuera así, empiece a pedirles perdón a sus hijos y comience una nueva vida. Nunca es tarde, este, es el momento. Busque la ayuda de Dios, solo tiene que pedirle perdón y entregar su vida a Jesucristo y a caminar en su camino alejándose de todas las calamidades de este mundo. Comentario melita_ihd@hotmail.com