• La Verdad del Sureste |
  • Miércoles 24 de Abril de 2024

La refriega en el Zócalo después de marcha pacífica


MÉXICO, D.F., 21 DE NOVIEMBRE DE 2014.- Una hora después de terminarse el mitin que coronó la marcha pacífica en solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, cientos de granaderos traspasaron las vallas que protegen al Palacio Nacional y desalojaron a cientos de manifestantes que permanecían en el Zócalo capitalino, lesionando a decenas.
    Lo anterior ocurrió tiempo después de que un grupo de jóvenes encapuchados, aglutinados detrás de las vallas, lanzó cocteles molotov y cohetones contra integrantes del Estado Mayor Presidencial (EMP) y policías. En respuesta, los uniformados rociaron a los inconformes con extintores.
    Mientras tanto, columnas de granaderos rodeaban el edificio, en espera de la consigna de intervenir. Algunos manifestantes, quienes observaban desde lejos las provocaciones de los jóvenes a los granaderos y de los granaderos a los jóvenes, chiflaban y reclamaban a los oficiales.
    De repente surgieron policías de las calles aledañas al Palacio Nacional, entre ellas la de Corregidora, quienes lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, a pesar de la indignación y los insultos que de ella emanaban.
    En varias ocasiones, decenas de personas de todas edades se plantaron frente a los escudos que empuñaban los granaderos, y urgieron a éstos a no reprimir la manifestación. Pero no impidieron las bruscas y sucesivas avanzadas de los policías hacia los ocupantes de la plaza. Los manifestantes se replegaron hacia las calles Madero, Pino Suárez y 20 de Noviembre de manera caótica. Algunos corrieron, pese a los consejos de no hacerlo. Los gritos de “¡No violencia!” se escucharon de muchos lados. “¡Somos más!”, decían otros al lanzar los proyectiles que encontraron en el piso.
    A las diez de la noche, la Plaza de la Constitución se encontraba totalmente ocupada por los granaderos, los cuales pisaban con sus botas reforzadas las botellas de plástico, la basura y los fragmentos de vidrio que manifestantes les habían arrojado minutos antes.    Eduardo Miranda, fotógrafo de Proceso, resultó herido de la pierna. Él se encontraba en las vallas del Palacio Nacional cuando un policía le aventó un pedazo de metal cortante.
    No fue un caso aislado: a las ambulancias de la Cruz Roja Mexicana, estacionadas en la calle 20 de Noviembre, acudieron varios lesionados.
Marcha pacífica
Durante el día, un grupo de alrededor de 100 estudiantes encapuchados intentó cerrar algunas vías de acceso al aeropuerto de la Ciudad de México. Pero en su camino encontraron filas de granaderos que les impidieron seguir adelante. La consigna de los estudiantes era clara: “Sin violencia ni provocación”.     La triple marcha salió del Ángel de la Independencia, del Monumento a la Revolución y de Tlatelolco, y convergió hacia el Zócalo. Resultó una de las marchas por Ayotzinapa con mayor asistencia, ya que las calles desbordaron de gente, que enarboló banderas y letreros. Los lemas de apoyo a los normalistas desaparecidos, así como los “¡Fuera Peña!” retumbaron en las estrechas calles del Centro Histórico, mientras que los exhortos de “¡Justicia!” se repetían en la plancha del Zócalo, atiborrada de manifestantes.

La ira contra el gobierno federal. La ira contra el gobierno federal.