• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 25 de Abril de 2024

Activista recluida reitera inocencia

Ante abusos, la única opción es la autoorganización, dice Nestora


Anayeli García Martínez



   
México, DF., 29 junio del 2015. (Cimacnoticias).- “Estoy convencida de que sólo el pueblo va a cuidar al pueblo”, dice con voz cálida Nestora Salgado García, mujer migrante, ex comandanta de la Policía Comunitaria (PC) de Olinalá, en el estado de Guerrero, y ahora presa por realizar labores de seguridad en su localidad.
    El 21 de agosto de 2013 comenzó la ofensiva policiaca y militar contra la PC de Olinalá; ese día el gobierno estatal y federal desplegó un operativo con el que detuvo a más de 40 policías comunitarios, entre ellos a Nestora, quien en un primer momento fue acusada de crimen organizado y de la privación ilegal de la libertad de tres adolescentes.
    La mujer, de ahora 43 años de edad, fue detenida por el Ejército, entregada a la Marina, llevada a Chilpancingo –capital del estado–, después al puerto de Acapulco y al día siguiente trasladada en avión al penal de máxima seguridad de Tepic, estado de Nayarit, donde permaneció hasta el pasado 29 de mayo.
    Luego –tras la presión internacional y ciudadana–, fue reubicada en el Centro de Readaptación Social Tepepan, al sur de esta capital, a fin de que fuera atendida por su deteriorado estado de salud, tras haber iniciado una huelga de hambre que duró 31 días en protesta por su encarcelamiento.
    Para ella la verdadera razón por la que está en prisión –dice en entrevista con Cimacnoticias desde el penal– es ser policía comunitaria, y pese a ello asegura que en una entidad convulsa, marcada por la corrupción, el abuso de poder y el crimen organizado, como es Guerrero, la única opción es la autoorganización de la gente.
   Serena, jovial, de buen humor, sentada en un banquito junto a su cama, en una amplia habitación color crema en el Hospital General Torre Médica Tepepan, conversa con esta agencia, a quien narra que desde el 27 de octubre de 2012, cuando aceptó formar parte de la PC, “buscó justicia y no la fama”.

VIVIR ENTRE LA VIOLENCIA
A Nestora le tocó nacer y crecer en un estado de miseria y apabullantes conflictos sociales. Antes de la desaparición de los 43 normalistas en septiembre de 2014,  el 12 de diciembre de 2011 Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, también  estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, murieron a manos de la policía.
    Las ejecuciones son el sello de la región. El 28 de junio de 1995 la Policía Judicial emboscó a un grupo de campesinos en Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez. El saldo fue de 17 personas asesinadas y 23 lesionadas.
    Otro caso emblemático ocurrió el 7 de junio de 1998, en El Charco, municipio de Ayutla de los Libres, donde 10 indígenas y un estudiante fueron ejecutados mientras dormían en la escuela primaria Caritino Maldonado.
    El 19 de octubre de 2013, Rocío Mesino, líder de la Organización Campesina de la Sierra Sur (OCSS), fue asesinada tras anunciar la formación de la Policía Comunitaria en Atoyac. Misma suerte tuvieron Ana Lilia Gatica y su compañero, Luis Olivares, dirigentes de la Organización Popular de Productores de la Costa Grande, ejecutados el 10 de noviembre de 2013.
    –Anayeli García Martínez (AGM): Guerrero no es un estado fácil. ¿Al convertirte en policía comunitaria ya sabías de los casos Aguas Blancas, El Charco y los de defensoras asesinadas?
   –Nestora Salgado García (NSG): Sabía muy poco; había oído hablar de Aguas Blancas, de las matanzas, de Rocío Mesino; de hecho fui una de las que decía “tenemos que luchar”… si el pueblo hubiera reaccionado –se lamenta–, el pueblo se ha dormido, lástima. Lo de los 43 es el colmo”.

“NUNCA QUISE LLAMAR LA ATENCIÓN”
Nestora es una conversadora nata: a sus visitantes les habla con naturalidad, no les pide que se presenten, sólo saluda e inicia la conversación; además con su buen humor no pierde la oportunidad para dar indicaciones a la enfermera o al custodio que a ratos entran a su habitación para dar alguna información sobre sus visitas.
    Sus ojos son vivaces, tiene unas tenues manchas en la cara, pero a pesar de haber pasado 31 días en huelga de hambre –los últimos cinco días sin siquiera beber agua– luce con energía; de lo único que se duele –comenta– es de lo que pasa en su pueblo y en el país.
    “Lucio Cabañas, Emiliano Zapata son historia, lo que hoy pasa lo estamos viviendo, lo vemos con nuestros ojos”, subraya la mujer mientras hace un recorrido por las injusticias que vio en Olinalá, la tierra que dejó a los 19 años para buscar un mejor futuro en Estados Unidos, donde años después consiguió la ciudadanía norteamericana.
    “Cuando yo inicié (como policía comunitaria) nunca lo hice por llamar la atención, pero esta situación la estamos viviendo todos y los que van a quedar son los que más queremos, nuestros hijos”, reclama.
    Nestora permanece sentada en un banquito y cuenta que mientras fue comandanta de la PC escuchó todo tipo de delitos, desde el robo de aparatos del hospital de la localidad, casos de mujeres que murieron porque no se les dio atención médica, maestros que abusaban sexualmente de niñas de primaria, y casos de violación a niños.
    “A veces ya no quiero tocar esos temas porque más coraje me tienen (quienes están en mi contra)”, aclara y prefiere omitir detalles de cada caso, además de que el tiempo para la entrevista es de menos de una hora, pues hay una fila de personas que también esperan hablar con ella.
    Nestora teme que cualquier declaración ante los medios pueda ser un arma en su contra.
 
EL PUEBLO CUIDA DEL PUEBLO
–AGM: ¿Qué son para ti las policías comunitarias? ¿Por qué decidiste formar parte de ellas?
   –NSG: Me convencí del sistema de reeducación. Estoy cierta de que el pueblo va a cuidar del pueblo, como una depuración; creo que este sistema es una alternativa, funciona porque la misma gente se conoce.
   “De hecho el sistema es casi igual al de los juicios orales, confiamos en la conciliación, en las pláticas, en el pago. Si me chocaste el carro, me pagas; si me ocasionaste una lesión entonces cúrame. Con la reeducación se busca una mejoría, a las personas se les dan herramientas para cambiar”.
    Justo las jóvenes que acusan a Nestora de secuestro, en realidad ingresaron a un proceso de reeducación a la llamada Casa de Justicia de El Paraíso, en la costa guerrerense, con la anuencia de sus madres, quienes aceptaron que a las adolescentes se les dieran pláticas e hicieran trabajo comunitario, como labores de jardinería, limpieza y cocina.
    La ex comandanta dice que la detención de más 40 comunitarios es un mensaje muy fuerte para la PC, porque estos policías tienen el poder de hacer mucho por su comunidad. “Yo digo, es como un padre que le da el ejemplo a un hijo, el pueblo da ejemplo de vida”.
   Por eso, primero como presidenta del Consejo de Seguridad de Olinalá y luego como comandanta, Nestora siempre hizo reuniones, habló con su gente, promovió valores, y como estratega o una especie de predicadora, iba a los pueblos aledaños: San Luis Acatlán, Huamuxtitlán, Tixtla y otros más.
   “No nada más es limpiar tu pueblo, (también) es limpiar los caminos”, rememora con una frase que gira a metáfora.
 
ESTADO MACHISTA
Desde el pasado 29 de mayo, cuando Nestora llegó al penal de Tepepan, en su habitación recibe la visita de sus tres hijas y sus seis hermanos.
    Da entrevistas a medios nacionales e internacionales;