• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 26 de Abril de 2024

Ausencia de idioma oficial en México: una realidad.


Mario Alberto Gallardo García


¿Es el español o castellano el idioma oficial en México? La respuesta es: NO! Así es mis estimados lectores, por increíble que parezca, en nuestro país no está reconocido oficial, legal y formalmente el idioma español o castellano, ni ningún otro. Lo explicaremos.
    Los Estados del mundo que cuentan con un régimen constitucional, tienen establecido en su carta magna o constitución, dos partes fundamentales; una parte dogmática en la que se reconocen y describen los derechos fundamentales de la población y una parte orgánica que establece la forma de organización, la forma de funcionamiento y la regulación de dicho estado.
    Precisamente en la parte orgánica de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es en donde se establece nuestra forma de estado: su conformación y nuestra forma de gobierno. En ésta parte se establece que nuestro estado mexicano se conforma por cuatro elementos: población, territorio, poder-gobierno y soberanía; igualmente se prevé que nuestra forma de gobierno es una república, representativa, democrática, laica y federal, conformada por 31 estados y un distrito federal.
    Ahora bien, curiosamente si bien nuestra constitución en ésta parte regula y describe cómo se integra el territorio nacional, cómo se integran nuestros poderes, cómo se integra la federación, cierto es también que en la parte del elemento población únicamente se detalla quienes han de considerarse mexicanos y quienes tienen la categoría de ciudadanos, sin que en ningún apartado de la misma constitución, ni en ninguna ley secundaria (que pudiera ser, entre otras, la Ley General de Población), se haga referencia alguna al idioma oficial de nuestro país.
    Pareciera un asunto bastante obvio, pero en México no hablamos “mexicano”, en nuestro país se habla, en su mayoría español o castellano, pero también tenemos una composición etnocultural de raíces indígenas y por ende una pluralidad de lenguas o dialectos de nuestros pueblos originarios, por ello creo que no debemos restar importancia a éste asunto.
    La única referencia tangencial que tenemos, tanto en la constitución como en diversos ordenamientos, es la obligatoriedad de reconocer y respetar los usos y costumbre de nuestros pueblos indígenas y que la educación que imparta el estado, en sus tres órdenes de gobierno sea, en donde resulte aplicable, bilingüe (lo que llama la atención es que ello significa dos lenguas pero no dice cuáles, por lo que bien podría abrirse la posibilidad, con ello, que además del dialecto indígena respectivo, habría que reconocer al francés, al inglés, al portugués, al alemán, entre otros).
    En lo particular me pronuncio a favor de que se reconozca el idioma español como la oficial de nuestro país, pero también habría de reconocerse como oficiales aquellos idiomas de nuestras comunidades indígenas, lo anterior lo sostengo por que el elemento población del estado mexicano, aunque pluricultural, es uno solo, reconocer nada más a quienes hablan español sería discriminatorio y violatorio del artículo 1° de nuestra carta magna.
    En lo personal, he de confesar que me incomoda oír, escuchar y leer en diversos medios de comunicación, en carteles publicitarios o en el hablar cotidiano, palabras en inglés que “contaminan” el español que mayoritariamente hablamos en nuestro país.
    Recientemente, por el regreso a clases, he visto anuncios de conocidas tiendas departamentales con la publicidad: “back to schooll”; igualmente oímos términos como: “bullying” refiriéndose al acoso escolar; “off de record”, refiriéndose a entrevistas extraoficiales; “call center”, refiriéndose a centro de llamadas; zona “VIP”, refiriéndose a una zona para gente muy importante; “lobby” para una zona de estar; “break”, para tomar un descanso; “valet parking”, para referirnos a un empleado asistente que estaciona el vehículo; “bye” para decir adiós; o cuando surge algún caso escabroso, escandaloso o relevante, se le agrega el texto: “gate” anteponiendo el asunto de que se trate (“mariscogate” “toallagate”, etc.), entre muchos otros términos más que de momento escapan a la memoria.
    Creo que es tarea pendiente para nuestros gobernantes regular nuestro idioma oficial.
    Creo que debemos, en la medida de lo posible, evitar el uso de términos o referencias ajenas a nuestro español o a nuestras lenguas originarias. Creo que podemos enriquecer y pulir nuestro lenguaje, por una cuestión de educación, por una cuestión de cultura.
A la reflexión!!
Mario Alberto Gallardo García.
Abogado (UJAT)
Esp. en Der. Constitucional (UNAM)
Mtro. en Derecho (EPED)
Correo: mgallardog@gmail.com