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  • Viernes 29 de Marzo de 2024

Breve repaso a la historia de Tabasco/XII

Los gobiernos del PNR y PRM (actual PRI) y el fin de periodos de cuatro años


JUAN MANUEL DIEGO


Cuando Tomas Garrido Canabal se fue de Tabasco a finales de 1934 para ser secretario de Agricultura y Fomento en el gabinete del presidente Lázaro Cárdenas del Río, impuso a su tío Manuel Lastra Ortiz como gobernador. A éste siguió un breve interinato de Manuel Granier González, entre el 2 de marzo y 1 de abril de 1935, en que regresó quien había sido impuesto por el dedo garridista.
    Con Lastra Ortiz de nuevo en la silla gubernamental ocurrieron los hechos violentos que generaron la desaparición de poderes en el estado y la designación de Áureo L. Calles como gobernador provisional.
    Áureo L. Calles, un huimanguillense veterano de la revolución mexicana, asumió la gubernatura el 19 de julio de 1935. Su principal función fue convocar a elecciones extraordinarias en las que resultó vencedor el entonces diputado  federal Víctor Fernández Manero, candidato del Partido Nacional Revolucionario (PNR) (que luego sería el PRI), apoyado por los garridistas del “Frente Rojo”, además de que se había ganado la simpatía del presidente Cárdenas, sobre el antigarridista Nicolás Aguilera, quien había sido respaldado por la gente de Rodolfo Brito Foucher, que familiarmente fue tío del gran escritor Andrés Iduarte Foucher.
    Aguilera desconoció los resultados de las elecciones, sin embargo Fernández Manero asumió el poder el 1 de abril de 1936.
    Con la llegada de Fernández Manero inició una época de estabilidad en la ocupación de la gubernatura, que hasta antes dé, se había caracterizado por la inestabilidad y el cambio constantes de mandatarios.
Varios pueblos y comunidades manifestaron su rechazo al triunfo de Fernández Manero, pues acusaron que durante la campaña militares los estuvieron hostigando para facilitar la victoria del candidato del PNR. Aguilera fue apresado cuando se le encontró responsable de un intento de rebelión al mando de 1200 hombres, pero rápidamente fue puesto en libertad y sus partidarios depusieron las armas.
    La mayor parte del nuevo gobierno se consumió en enfrentamientos con grupos católicos que exigían su derecho a difundir los principios de su religión mediante la reanudación de los cultos, lo que estuvo prohibido durante el garridismo.
    El dirigente de este movimiento fue Salvador Abascal. En 1937 apenas pudo reclutar a dos personas dispuestas a oficiar cultos, como resultado natural de muchos años en que la gente se olvidó de la religión debido a las campañas desfanatizadotas impulsadas por el “hombre del sureste”. Sin embargo, en 1938 encontró un mayor respaldo entre los campesinos de la chontalpa. El 11 de mayo de ese año una manifestación de católicos entró en Villahermosa con la bandera nacional y el estandarte de la Virgen de Guadalupe al frente, y se apostó a las afueras de la destruida iglesia de la Concepción, a un costado de Plaza de Armas.
    En respuesta, Fernández Manero organizó una contramanifestación antirreligiosa de obreros y campesinos, y amenazó con disolver a balazos el movimiento católico.
    El gobierno cumplió sus amagos y la concentración religiosa fue disuelta a base de fuego, con un saldo de cuatro muertos y sus líderes aprehendidos y expulsados del estado.
    La reanudación de los cultos religiosos en Tabasco se logró mediante la intervención federal, no sin antes darse una fuerte resistencia de las autoridades locales para eliminar la norma que obligaba a los curas a casarse.
    También, durante el gobierno de Fernández Manero se fusionaron en 1937 el Departamento de Higiene del Estado y la Delegación Federal de Salubridad para formar los Servicios Sanitarios Coordinados del Estado de Tabasco, lo que podría ser un antecedente de la Secretaría de Salud estatal.
    El primer dirigente de los Servicios Sanitarios Coordinados fue el doctor Federico Martínez de Escobar, y en su primer año contó con un presupuesto de 75 mil pesos, 50 mil aportados por el gobierno federal y los 25 mil restantes por el estatal.
    Esos servicios contaban con los departamentos de consulta general, antilarvario, antivenéreo, antituberculoso, desparasitación,  higiene de la alimentación, laboratorio, farmacia y brigadas móviles. Un año después, en 1938, se construyó el hospital Juan Graham Cassasus.
    Fernández Manero enfrentó una difícil situación económica ante el estancamiento de las actividades productivas, principalmente de la producción de plátano y de cacao, lo que mermó la hacienda pública y lo obligó a endeudarse con la federación.
    Durante esa administración se recurrió a un préstamo de 400 mil pesos con el gobierno federal, poniendo como garantía las participaciones del estado y un impuesto extra sobre la producción de plátano, cuya recaudación sería destinada al pago de los pasivos.
    También se adquirió otro crédito de 100 mil pesos con la Banca Capitalizadora de Ahorro. Parte de su justificación para los endeudamientos los basó en que las inundaciones de octubre y noviembre de 1936 dañaron “de forma considerable” a la agricultura y ganadería del estado, además del desplome de la producción platanera.
     En su informe de gobierno de 1937, Fernández Manera presumía sus compromisos con los “postulados de la Revolución” a favor de la clase trabajadora, como cuando logró intervenir para la firma de un acuerdo entre la Shout Banana Corporatión (trasnacional productora y exportadora de plátano) y el Sindicato de Transporte Fluvial de la Industria Bananera y Similares, en el que la empresa se haría cargo de los servicios médicos de los trabajadores por enfermedades o accidentes de trabajo, y a pagar un salario mínimo de 10 pesos a los trabajadores del Puerto Álvaro Obregón (Frontera).
    Como parte de la reforma agraria emprendida a nivel nacional, aquí comenzó la dotación de tierras. El gobierno repartió 6 mil 597 hectáreas para beneficiar a 547 ejidatarios de Centro, Cunduacán, Macuspana y otros municipios.
    Para el periodo 1939-1942 fue electo gobernador Francisco Trujillo Gurría, apoyado por el antiguo PNR y ya Partido de la Revolución Mexicana (PRM) (actualmente PRI), y quien dejó en el camino a otro veterano de la revolución, Ernesto Aguirre Colorado, y al moderado Manuel Bartlett Bautista, de posición conciliadora.
    Desde que en 1939 Trujillo Gurría asumió la gubernatura, se quejó del “lamentable estado de miseria” en que recibió la administración, con una deuda superior a los 500 mil pesos con la federación y la banca capitalizadora.
    Aunado a eso, le tocó enfrentar lo peor de la crisis platanera. La magnitud de la caída fue tal, que mientras en 1935 la producción de plátano alcanzó las 180 mil toneladas (40 por ciento de la producción nacional), en 1941 apenas se produjeron mil 500 toneladas (la estadística fue tomada del libro Tabasco a través de sus gobernantes, volumen cuatro).
    Las causas del derrumbe fueron la no adecuación de los suelos, la falta de cuidado en la densidad de los platanares, y las plagas del mal de Panamá y la sigatoka.
    Esta situación obligó a los campesinos a la siembra de otros cultivos (maíz, arroz, frijol, café, yuca). Para cuando en 1942 comenzó la recuperación platanera, las condiciones de mercado internacionales no eran las mismas.
    Pese a las dificultades que enfrentó, el gobierno de Trujillo Gurría dotó en 1939 de 400 mil hectáreas a cerca de 25 mil familias campesinas. Se ordenó la hacienda pública mediante el aumento de la recaudación, sin aumentar los tributos, sino mediante una férrea vigilancia fiscal para combatir la evasión.
    En 1941 se reformó la Constitución y la ley de procesos electorales para aumentar de dos a tres años el periodo de los diputados y dividir en 17 distritos el estado para que cada municipio tuviera su representación, pues antes cada integrante del Congreso abarcaba dos localidades.
En materia de salud, el gobierno tuvo que hacer frente a los brotes de paludismo, uncinariasis y disenterías, y creó centros de higiene en algunos municipios.
    El 1 de enero de 1943 asumió la gubernatura Noe de la Flor Casanova, quien encabezó el último periodo de gobierno de cuatro años, pues durante su administración se reformó la constitución para que fueran de seis.
    De orígenes humildes, había logrado completar sus estudios de educación media superior en la Escuela Nacional Preparatoria en la capital del país, gracias a una beca que le otorgó José Vasconcelos a petición del poeta Carlos Pellicer Cámara. Luego se licenció el derecho en la UNAM.
    En su primer año, De la Flor Casanova enfrentó su mayor conflicto político cuando intentó reducir de 17 a 7 diputados el Congreso local para ahorrar recursos.
    Los diez diputados afectados se rebelaron e intentaron desconocerlo, por lo que tuvo que intervenir el oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, Fernando López Arias.
    Al final, se logró la destitución de Mario Casango Rosique, Gaspar Merodio Calzada, Pedro Torruco Jiménez, Gonzalo Rabelo Wade, Víctor Morales Vidal, Virgilio Cruz Rabelo, Félix Pérez Gurría, Cristóbal Álvarez Fuster, Jorge Calzada González y Cuauhtémoc Custodio.
    Durante su gobierno se inauguró el Ferrocarril del Sureste, que unió a Tabasco con Campeche y Yucatán, se construyeron las carreteras Villahermosa-Teapa y Puerto Ceiba-Huimanguillo, se puso en marcha la biblioteca José Martí y se iniciaron las labores de dragado del Puerto de Frontera.
    Noe de la Flor entregó el gobierno al lingüista, lexicógrafo y abogado Francisco J. Santamaría, quien tomó protesta el 1 de enero de 1947, con lo que inicia la etapa de los gobernantes por un periodo de seis años, como sigue hasta ahora.