• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 26 de Abril de 2024

Con melón o con sandía


Por Uriel Tufiño


@UTufigno

Si de por sí la recolección de firmas se había convertido en un calvario para María de Jesús Patricio, Marichuy, aspirante a candidata independiente, luego de su accidente en la Península de Baja California el escenario se tornó peor para ella y para quienes creen en el proyecto que primordialmente reivindica la causa indígena.

Derivado del percance carretero, en el cual falleció una persona y nueve más resultaron lesionadas, incluida la propia Marichuy, el Congreso Nacional Indígena decidió suspender el recorrido que realizaba su abanderada. Esto, aunado al poco tiempo que queda para hacer corte de caja y contabilizar las firmas obtenidas, impedirá que su nombre aparezca en las boletas electorales.

Lo anterior llevará a sus simpatizantes y promotores a una disyuntiva: sumarse a alguna de las otras candidaturas o promover el “voto nulo”. No es difícil suponer que optarán por lo segundo con el argumento de que “ningún político les convence”. Podrían tener razón, salvo por un detalle: si decidieron participar bajo las reglas legales e institucionales, entonces aceptan que bajo estas reglas es posible hacer un cambio en el país, pues de lo contrario hubieran mantenido la postura que mantuvieron en anteriores procesos electorales.

Pero si decidieran apoyar a alguna de las otras candidaturas, ¿qué opciones tendrían? Empecemos por los independientes. ¿Acaso Jaime Rodríguez “El Bronco” o Margarita Zavala podrían comprometerse con la causa indígena? Lo dudo. El primero no es muy diferente del Vicente Fox que discrimina a las personas; la segunda, con ADN panista, seguramente ve a los indígenas únicamente como artesanos de los rebozos que le gusta vestir.

Y en cuanto a los candidatos de los partidos, ¿los indígenas de Chiapas ya habrán olvidado los insultos que Diego Fernández les profirió luego del alzamiento en 1994? ¿Y Vicente Fox cumplió con el compromiso de elevar a rango constitucional los “Acuerdos de San Andrés”? Espero que no lo hayan olvidado y que no supongan que Ricardo Anaya, traidor como ha demostrado ser, cumpla con una falsa promesa.

Quedan dos posibilidades. Una, la que representa todo aquello por lo cual alzaron la voz el primero de enero de 1994; entonces, con un mínimo de coherencia, esta opción debe ser descartada. La otra opción, la de Ya Saben Quién, sería la más próxima en proyecto e incluso en cosmovisión, pero hay un pero: el propio (pre) candidato, a quien el Subcomandante Marcos no le perdona que lo haya desplazado del papel protagónico en la construcción de un modelo alternativo de nación.

En su frustrada búsqueda de aparecer en las boletas electorales, Marichuy enfrentó no sólo las dificultades establecidas por la ley y el INE, sino también la realidad de una sociedad enojada con la clase política pero que no cree que una causa marginal sea la mejor forma de vencer al régimen. Seguramente Marichuy fue la más limpia de los independientes en la búsqueda de la obtención de firmas de apoyo, pero se vio superada por la capacidad operativa de los políticos profesionales disfrazados de independientes.

Con corte al 15 de febrero, 3 aspirantes ya habían cumplido su meta (queda pendiente su validación): Jaime Rodríguez, Armando Ríos, quien rebasó por la derecha a Margarita Zavala, y esta última. Los tres tienen cubiertos los apoyos requeridos en cuanto a número y dispersión; en el caso de Marichuy, ella ha obtenido apenas 230,003 apoyos, pero en ningún estado ha obtenido la dispersión requerida, ni siquiera en Chiapas.    

Así como lo hizo Jaime Rodríguez en Nuevo León o Armando Ríos en Guerrero, seguramente muchos esperaban que Marichuy cumpliera fácilmente con el número de apoyos requeridos en los estados con fuerte presencia indígena, pero no fue el caso. Luego de haber salido a la luz pública, el movimiento zapatista comenzó a perder fuerza por las equívocas decisiones de Marcos. Fintaba con estar en contra de las instituciones pero aceptaba que éstas le brindaran protección; estaba en contra del sistema pero llamaba a no votar.

La cohesión inicial que inicialmente tuvieron las comunidades zapatistas se diluyó a tal grado que algunos lugares, antes bastiones del zapatismo, ahora están abandonados o divididos por afinidades partidistas. Incluso se perdió la disciplina de abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas. Entiendo la desconfianza hacia la política, pero no les veo otra alternativa.