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  • Jueves 18 de Abril de 2024

Corrupción y maltratos en cárceles

En el Creset, celadores cobran hasta 2 mil 500 pesos para excentar a reos de la “talacha”, la comida es “pésima”, revendedores hacen su “negocio” en el interior al ofrecer mejores alimentos


JUAN MANUEL DIEGO


VILLAHERMOSA, TABASCO. 27 DE NOVIEMBRE DE 2014. El Comité de Derechos Humanos de Tabasco (Codehutab) denunció que persisten las violaciones a las garantías individuales en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (Creset) y en la cárcel pública de Cunduacán, los cuales fueron visitados por personal del organismo a finales del año pasado y en abril de este 2014.
    A finales del año pasado, personal del Codehutab se reunió con cien internos del Creset para impartirles una plática sobre derechos.
    Ahí la mayoría de los reclusos del área varonil se quejaron que de entrada fueron torturados mediante diversas prácticas para declararse culpables, y luego de las violaciones a sus garantías que sufren al interior del penal.
    El vocero y asesor jurídico del Codehutab, Efraín Rodríguez León, dijo que los internos relataron que la comida que les dan es “pésima”, pues la mayoría de las veces es caldo sancochado sin sal, y quien quiera algo mejor tiene que comprarla dentro del Creset, lo cual es un “negocio”.
    Además, los internos tienen que pagar entre 2 mil y 2 mil 500 pesos mensuales a los celadores para evitar que los pongan a realizar la “talacha”, que consiste en limpieza de baños y otro tipo de “porquerías asquerosas”.
    Así, los pobres que no tienen dinero son los que tienen que realizar esas labores.
    Otras irregularidades son que faltan camas y los que son más débiles físicamente son forzados por otros internos a dormir en el suelo, y se carece de medicamentos para atender a quienes presentan algún padecimiento.
    En cuanto al área de mujeres, muchas reclusas tienen que dormir en el suelo por falta de camas, y cuando alguna de ellas viola el reglamento interno es encerrada en el “calabozo”, donde les suspenden “todo privilegio”.
    El organismo documentó que en octubre del año pasado había tres bebés, entre niñas y niños, que nacieron en el Creset, los cuales viven “la misma situación que padecen sus madres”.
    Las instalaciones tienen tejas y pisos rotos, bancas de cemento semidestruidas y mesas de plástico que se les sirven de comedor muy deterioradas.
    Las que están acusadas de delitos graves como secuestro son trasladadas a penales de otros estados de la República, lo que dificulta que tengan una defensa adecuada, y la mayoría de las internas son jóvenes que dicen no ser culpables de los delitos de los que se les acusa.
    Rodríguez León dijo que han estado monitoreando lo que sucede al interior del Creset y todas esas anomalías persisten. En el Creset hay una sobrepoblación, pues su capacidad es para mil 200 internos y hay más de 2 mil.
    Personal del Codehutab visitó la cárcel de Cunduacán el 8 de abril de este año, donde 21 de 35 reos entrevistados dijeron haber sido torturados para declararse culpables.
    Ellos acusaron que la comida es deficiente, principalmente menudencia de pollo con sabor simple, que los dormitorios están descuidados y faltan camas, además de que no hay medicamentos para los internos.
    Además dijeron que el patio es muy chico y no hay espacios para actividades recreativas o practicar deporte.
    En el caso de las mujeres se la pasan todo el tiempo en sus celdas, pues no hay espacio en el patio para ellas. El argumento de las autoridades penitenciarias es que como no hay una división, por protección no se le mezcla con los hombres.
 

A finales del año pasado, personal del Codehutab se reunió con cien internos del Creset, se quejaron de torturas mediante diversas prácticas para declararse culpables, y luego de las violaciones a sus garantías que sufren al interior del penal. (Foto: Joel Arias) A finales del año pasado, personal del Codehutab se reunió con cien internos del Creset, se quejaron de torturas mediante diversas prácticas para declararse culpables, y luego de las violaciones a sus garantías que sufren al interior del penal. (Foto: Joel Arias)