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Para la “guerra” frontal que declaró la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes (Conade) contra las Federaciones nacionales deportivas necesitará de una legislación a modo para combatir los vicios en la mayoría de ellas; estatutos que  el Congreso local tendrá que homologar para regularizar los pares en la entidad.
    Como Asociaciones Civiles (AC), el órgano rector del deporte nacional tiene limitadas funciones para corregir la irregularidad de estos gremios, los cuales se escudaron en esos vacíos de la Ley del Deporte para manejar a su antojo e intereses personales los destinos de la disciplina deportiva que encabezan.
    Emulando el estilo de los gánsteres organizados en mafias,  crearon sus propias catervas que los arropan en el plano nacional e internacional. Es por eso que los afectados con la nueva política de la Conade solicitaron el auxilio de siglas universales, con tal de presionar al gobierno mexicano y frenar el intento por depurar el deporte federado. La Conade propuso una Nueva o Reformas a la Ley General de Cultura Física y Deporte para castigar a los federativos que a través del tiempo se quedaron con millones de pesos del presupuesto destinado a esta actividad, según revelaron las auditorías realizadas por la dependencia federas a los gremios en cuestión.
    El Comité Olímpico Internacional (COI) pidió al gobierno mexicano no interferir en la “gobernanza” de las federaciones deportivas nacionales ni en la del Comité Olímpico Mexicano (COM), porque presupone que el régimen  quiere controlar el deporte en México, pero estos organismos reciben recursos públicos.
    Con éste problema se justifica, en parte, el atraso del Congreso tabasqueño  en aprobar el nuevo código deportivo, ya que prácticamente quedará en manos de la nueva legislatura local, que entrará en funciones a partir de enero del próximo año, la tarea de decretar una nueva ley en materia deportiva, pero con las herramientas legales para hacer los cambios necesarios en las asociaciones deportivas.
    Habitualmente los dirigentes deportivos reniegan la presidencia que ostentan, porque para ellos, según sus quejas, una dirigencia significa gastos, sin embargo, inexplicablemente  se aferran al cargo y hasta se eternizan en varios de los casos.
     Ahora a esperar los cambios de las leyes deportivas nacional y local y que se apliquen a menos que las mafias en el deporte se salgan con la suya. El poder es el poder.