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  • Viernes 26 de Abril de 2024

La ignominiosa historia de Madrazo no se olvida

Su desmedida ambición apunta hacia el 2018; nQuiere pisotear la democracia e imponer a Pico


I Parte


Villahermosa, Tab., 16 de febrero.- El sábado pasado, el exgobernador Roberto Madrazo, el innombrable, catalogado así por su negro historial como político, gobernante y deportista tramposo, convocó a sus viejas huestes políticas a un desayuno para cerrar filas en torno a la candidata del PRI a la presidencia municipal de Centro, Liliana Madrigal, su títere de ocasión que inventó para apoderarse de la sucesión gubernamental de 2018 e imponer a su cachorro como candidato al gobierno estatal con el único propósito de volver a asaltar las arcas.
    Como el sofista que es, les dijo a sus aliados e incondicionales de siempre, con Pechel a la cabeza: “Ustedes son los artífices de haber hecho el cambio en Tabasco”. A nadie sorprende que haya hablado maravillas de su gobierno, que dijera que hizo mucho con menos presupuesto del que ahora dispone el gobierno actual, tanto como para decir que logró que el estado “tuviera una infraestructura competitiva” en todos los rubros.
    Ahí estuvieron, compartiendo el pan y la sal, entre otros, Francisco Celorio Pascual, Sergio Vélez Tellez, Pedro Reséndiz Medina, José Manuel Cerna Gil, Carlos Manuel Rovirosa Ramírez, Antonio Aysa Bernat, Juan Molina Becerra, Freddy Priego Priego, Rafael Rubio Quintero, Alexis Álvarez Falcón, Daniel Salinas, Javier López y Conde, Javier López y Conde Lastra y Julia Moreno Frías.
    Afortunadamente en las páginas del periódico de la sociedad civil  se escribió la verdadera historia de Roberto Madrazo Pintado, uno de los principales artífices de la debacle que hoy vive Tabasco por el saqueo, despilfarro y enriquecimiento de políticos y empresarios sin escrúpulos que hoy se presentan como honorables personas cuando su pasado los delata y los describe como lo que verdaderamente son: corruptos y sinvergüenzas. Forman parte de la misma cofradía y hoy están de vuelta, reagrupados, para lo mismo.
    La Verdad del Sureste quiere recordar a sus lectores, a partir de hoy, quién es en realidad Roberto Madrazo, qué fue lo que hizo como gobernante, cómo se enriqueció con el cargo, la represión que desató en contra de la oposición y contra quienes consideraba sus enemigos políticos, así fuera de su propio partido.
    Los privilegios y prebendas que repartió a su círculo cercano, a sus amigos y empresarios, sobre todo aquellos que se auto llamaban “los bien nacidos”; en las páginas de este diario también se escribió, en su momento, de cómo usó el presupuesto como su caja chica para alimentar el sueño guajiro de ser presidente de México, pero los mexicanos se encargaron de situarlo en su lugar: en el basurero de la historia.    
    Por eso y muchas trapacerías más, como el oso que cometió al hacer trampa en el Maratón de Berlín, poniendo en ridículo a Tabasco y a México en el ámbito internacional, se infiere que Roberto Madrazo no viene a aportar para la causa de su partido; su retorno tiene un propósito avieso: volver a saquear al estado. ¿Tú le crees a Madrazo? Nosotros tampoco.
    Aquí la historia del más tramposo, intolerante y represor de los políticos tabasqueños, el que se gastó 72 millones de dólares paga ganar, muy a la mala, la gubernatura en 1994. Así quedó documentado en las famosas cajas de la ignominia.
    El 18 de enero de 1995 estaba todo decidido. Roberto Madrazo Pintado, apenas 18 días después de asumir el cargo, había aceptado en la Secretaría de Gobernación (Segob) renunciar a la gubernatura de Tabasco e incorporarse al gabinete del presidente Ernesto Zedillo como secretario de Educación Pública (SEP).
    El clima de ingobernabilidad que se respiraba en la entidad tras la fraudulenta elección de gobernador celebrada al 20 de noviembre de 1994 tocaba su punto máximo y la presión social que metía el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, excandidato del PRD, había surtido efecto.
     “Madrazo se va; habrán nuevas elecciones”, festinaban los perredistas. Más de un mes de plantones, alrededor de 200 pozos petroleros tomados, un éxodo por la democracia a la Ciudad de México, alrededor de 60 presos políticos, la Plaza de Armas de Villahermosa sitiada, e intensas negociaciones en la Segob, parecían encontrar solución y la esperanza por restituir la democracia se asomaba.
    La negociación fue real. Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación, pactó con el dirigente nacional del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, y el ex candidato de izquierda, Andrés Manuel, sacar a Roberto Madrazo de Tabasco y convocar a nuevas elecciones. La primera concertacesión del sexenio zedillista estaba amarrada. Lo que no estaba previsto era la férrea rebelión de los grupos de poder ligados al PRI.
    Muy temprano, aquel jueves negro del 19 de enero de 1995, ante el creciente rumor del interinato, grupos de choque patrocinados por empresarios comandados por Manuel Ordóñez Galán y Gerardo Priego Tapia, entre otros, reaccionaron violentamente. Primero tomaron por la fuerza instalaciones de algunas radiodifusoras, entre ellas donde se transmitía Telereportaje, pronunciándose contra “la decisión del centro”.
    La defensa de unos cuantos a favor de Roberto Madrazo contrastaba con la voluntad popular. Días antes más de 50 mil personas se habían congregado en la Plaza de la Revolución para exigir la salida de quien llamaban “el gobernador espurio”.  La demanda principal era: “Nuevas elecciones o confrontación”. La ruta estaba marcada.    
    La tarde de ese 19 de enero está inscrita en las páginas de la historia de Tabasco como una de las más aciagas. Fue el día en el que la democracia se quebró ante el oportunismo y voracidad de los grupos que impusieron a Madrazo Pintado y que por décadas han visto a Tabasco como un botín político y económico.
    Ese jueves, en medio de tanquetas del Ejército y con vándalos financiados por empresarios y liderados por las huestes priístas, entre ellos Félix Eladio Sarracino, Nicolás Haddad López, Raúl Lezama Moo, entre otros, Madrazo Pintado entró a Palacio de Gobierno.
    Pese haber aceptado la orden del gobierno federal, la presión de los grupos que habían financiado su campaña lo había hecho recular. La traición estaba impregnada en su ADN. La amenaza era, en voz de Nicolás Haddad, “desvincular a Tabasco del Pacto Federal si el centro viola la soberanía”.
    “En Tabasco, Moctezuma se comprometió, Zedillo lo avaló, ambos se echaron para atrás”, desvelaría días después el propio López Obrador en una entrevista concedida a la revista Proceso, en alusión a los acuerdos tomados para celebrar nuevas elección y la arremetida del priísmo.
    De esta embestida contra la democracia se desprendería apenas 10 días después el Acuerdo de Resistencia Civil convocado por AMLO y que inicialmente más de 50 mil tabasqueños, en asamblea pública efectuada el domingo 29 de enero de 1995, tomaron para desconocer a Madrazo y no pagar impuestos ni derechos al gobierno ni pagar el consumo de energía eléctrica.
    Entre otros grupúsculos, empresarios endeudados como Carlos Madrazo Cadena, Juan Domínguez Baeza, Alberto Banuet y César Lastra Pérez, entre otros, “defendieron el botín” y se salieron con la suya, como se consignaría en estas mismas páginas en su momento La Verdad del Sureste.
    Este capítulo histórico revela cómo los mismos grupos de siempre han operado contra la voluntad popular para satisfacer sus proyectos personales y familiares, y ahora en el contexto de la elección extraordinaria para la presidencia municipal de Centro amenazan con reeditar viejas pugnas.
    El resurgimiento del grupo político-empresarial comandado por el exdirigente nacional del PRI y exgobernador de Tabasco, Roberto Madrazo Pintado, es un hecho y muchos, de aquellos que participaron activamente en enero de 1995, se dejaron ver en el encuentro registrado el pasado sábado 13 de febrero en el restaurante Los Jinetes.
    Para nadie es un secreto que el ex candidato presidencial está metido de lleno en la campaña de la abanderada del PRI-PVEM-Panal, Liliana Madrigal Méndez, de quien se dice en los círculos priístas, a veces en voz baja y otras no tanto, “fue impuesta para perder”.
    De esta suma a la diputada federal con licencia “lo único real –ha dicho el propio Madrazo– es una unidad muy comprometida”, lo que ha implicado que el mal conocido maratonista de Berlín esté movilizando desde ya todo su “capital político para lograr el triunfo del PRI en la elección extraordinaria del 13 de marzo”.
    “Voy a bajar a tocar puertas, ir a la calle a pedir el voto para que Liliana gane esta elección”, ha prometido el hijo del Ciclón del Sureste. A ese compromiso obedece que el exmandatario haya acompañado a la candidata priísta a recorridos por la colonia Gaviotas y al encuentro al que convocó con la “militancia” el pasado sábado.
    La reunión fue a puerta cerrada, pero acudieron sus amigos, aquellos que lo ayudaron a permanecer en la gubernatura aquel lejano enero de 1995, así como sus excolaboradores. El propósito es el reposicionamiento.  
    “No se puede gobernar con rencores, con amarguras, con el hígado”, les dijo un amnésico Madrazo, un actor político que como gobernador en el periodo 1995-2000 fue intolerante, cerrado al diálogo y promotor de una severa campaña de persecución contra militantes de oposición, principalmente del PRD.
    La única certeza es que Roberto Madrazo está de vuelta y su proyecto familiar, con su hijo Federico a la cabeza, está listo para el asalto rumbo a la disputa por la gubernatura en el año 2018. Por eso hay que recordarle su historia a los tabasqueños para que no se vuelva a repetir.