• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 25 de Abril de 2024

LOS ATENTADOS DE PARÍS Y LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA MUNDIAL


Héctor Enciso Carrillo


No hay duda el principal patrocinador del terrorismo en el mundo es el gobierno de Estados Unidos, así lo demuestran los últimos atentados de Paris, los cuales arrojan una cifra superior a las 120 personas asesinadas, más de 350 heridos, 100 de los cuales de gravedad; así lo demuestra, también el atentado del avión ruso, Boeing 321 caído el 31 de octubre pasado en la Península del Sinaí en Egipto, en la que murieron 224 personas. También lo demostraron los asesinatos de los periodistas de la revista satírica Charlie Hebdo, perpetrados en París en enero de este año (acontecimiento que dio pauta a que el gobierno de Francois Hollande organizara junto a la mayoría de gobernantes europeos una gigantesca manifestación –de más de tres millones de personas- a principios de este año por las calles de las principales ciudades francesas, sobre todo en la capital gala). Todos estos acontecimientos no son hechos aislados, son en realidad, como se va evidenciando cada vez más claramente, una cadena de actos encaminados a doblegar a los países que se niegan a servir a los intereses de la principal potencia económica y militar del Orbe. Recordemos que no hace mucho tiempo los gobiernos de Egipto, Libia, Túnez fueron objeto de una poderosa desestabilización provocada por los estrategas geopolíticos de Estados Unidos (quienes aplicaron la famosa “teoría del caos” en el Norte de África); bajo el pretexto de que en esas naciones árabes “no había democracia”, sus gobiernos sufrieron la embestida imperial desatándose la llamada “Primavera árabe”; hoy día millones de seres humanos son gobernados en esas naciones norafricanas por dictaduras más ineptas, sanguinarias y corruptas que las que depusieron. Ahí, por supuesto, estuvo la mano del Imperio yanqui que armó equipó y adiestró a los “luchadores por la libertad”, ahí estuvieron los mercenarios de origen europeo que fueron entrenados y equipados por las potencias del continente que está al otro lado del Mediterráneo, el continente europeo.
    Siria es la otra pieza del ajedrez geopolítico que los Estados Unidos y sus acólitos han querido cobrar, pero, a diferencia de las naciones árabes donde fueron derrocados sus respectivos gobiernos, en Siria encontraron esas fuerzas imperiales a una nación con un gobierno más preparado para afrontar las agresiones venidas del exterior y, sobre todo, una nación apoyada por Rusia, por Irán y por China. Después de varios años de sangrienta guerra que ha dejado las pavorosas cifras de más de 250 mil muertos, la destrucción de ciudades enteras -15 mil edificios gubernamentales- y de la emigración de más de dos millones de personas, la pérdida de un tercio de la capacidad productiva del país, el desempleo que abarca al 70 por ciento de la población, el hambre, etc., surgió en una extensa zona que abarca territorios de Siria e Irak, el Estado Islámico (EI). Desde el comienzo del surgimiento de este “Califato” se evidenció que todo el poder económico y militar de ese Estado “antioccidental” provenía del apoyo de Estados Unidos, de Arabia Saudita y de Turquía, interesados en derrocar al presidente de Siria, Bashar Al Asad. Una vez más los halcones del Imperio Yanqui movieron sus piezas para apoderarse de una región estratégica de suma importancia para el transporte del petróleo y para el control militar del Medio Oriente. Hoy se sabe claramente que Estados Unidos y sus aliados en la región no sólo entrenaron a los “yihadistas” (remanentes de la “Primavera árabe”, de Al Qaeda y reforzada toda esta excrecencia de los “luchadores por la libertad” por decenas de miles de jóvenes musulmanes nacidos en Europa, resentidos con “Occidente” por ser víctimas del racismo, del segregacionismo y marginación económica y social, tan arraigadas en el Viejo continente), sino los proveyó de armamento, y los apoyó con la compra de millones de barriles de petróleo de los pozos petroleros arrebatados a Siria e Irak (negocio que le deja al EI más de 80 millones de dólares mensuales, mucho dinero que está depositado en bancos europeos). En una palabra: el EI –ISIS le nombran en Estados Unidos y Europa- es un monstruo político-militar creado por el Imperialismo norteamericano y europeo que ha sido el instrumento para enfrentar la influencia de Rusia en Medio Oriente ¿Cómo puede explicarle al mundo el Imperialismo yanqui y europeo que durante años le ha entregado armas, ahora lo quieran destruir? ¿Cómo le puede explicar al planeta que ese terrorismo islámico que hoy ataca a Francia ha sido financiado, alentado por Estados Unidos y sus acólitos en Europa y Medio Oriente?
    ¿Se trata, como ocurrió el 11 de septiembre de 2001 de preparar una escalada militar de mayor tamaño en la región más rica en petróleo del mundo; se trata de impulsar de nuevo la conocida y vieja receta del imperialismo de dar un impulso a la economía en crisis, mediante el impulso de una “economía de guerra” como lo hizo el gobierno de George Bush con Estados Unidos a principios del presente siglo invadiendo Afganistán e Irak? ¿O es que la influencia del “monstruo islámico” ha crecido tanto en todo el mundo musulmán -que abarca a más de mil quinientos millones de habitantes en el Orbe-, que ahora le preocupa a su creador que esa “criatura del mal” crezca más? ¿Es por eso acaso que Barak Obama coincide con Rusia en acabar el conflicto de Siria, preparando en un futuro inmediato elecciones en ese país?
    La bárbara masacre de decenas de jóvenes en el Teatro Bataclán y los actos suicidas de varios terroristas en varios lugares de París han activado no sólo la declaración de guerra de Francia y los bombardeos de este país a posiciones del EI, sino que ha reactivado el racismo en Europa, ha activado a la derecha europea, que ahora gana adeptos para justificar su rechazo a aceptar la inmigración de millones de refugiados del Norte de África, de Siria y del Medio Oriente.
    Mientras tanto, amigo lector, los verdaderos instigadores del terrorismo más violento, brutal y genocida del planeta, que desde sus cómodas oficinas dirigen los destinos del mundo, maquinan las futuras guerras para seguir expoliando a la humanidad para seguir acumulando sus colosales riquezas.