• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 19 de Abril de 2024

LA MIXTECA POBLANA, ABANDONO Y POBREZA


Abel Pérez Zamorano


El pasado 26 de septiembre tuve la oportunidad de participar en un simposium sobre perspectivas de desarrollo en la Mixteca Poblana, organizado conjuntamente por el Inifap, el Instituto Tecnológico de Tecomatlán (ITT) y FIRA, y enfocado fundamentalmente a explorar el potencial de desarrollo de ésta, la más marginada región de Puebla. Mucho agradezco la invitación para participar en ese importante evento, particularmente al ITT, institución sede, y comparto con usted, querido lector, algo de lo que ahí presenté. En la región, el clima es semiárido, con precipitaciones entre 350 y 800 milímetros al año, y temperaturas muy elevadas, que la hacen aún más inhóspita; su configuración geográfica es extremadamente irregular. Abarca 45 municipios, con una población total de 254 mil habitantes, y se ubica en el suroeste del estado, al sur de Izúcar-Atlixco y al oeste de la región Tehuacán-Sierra Negra; colinda con Guerrero hacia Tlapa de Comonfort, y con Huajuapan de León, Oaxaca, por el lado de Acatlán. Para nuestras comparaciones empleamos los 19 municipios más poblados, cuyas poblaciones oscilan entre un máximo de 33 hasta un poco más de cinco mil habitantes, y que son, en orden descendente: Acatlán de Osorio, Tepexi, Chiautla, Jolalpan, Tehuitzingo, Petlalcingo, Tulcingo, Huehuetlán el Chico, Ixcaquixtla, Huehuetlán el Grande, Huatlatlauca, Guadalupe, Tzicatlacoyan, Molcaxac, Xochitlán, Santa Inés Ahuatempan, Tecomatlán, Huitziltepec y Juan N. Méndez.

    Pues bien, mientras en el estado de Puebla, el Índice de Desarrollo Humano es de 0.89, en la Mixteca es de 0.71, y en varios municipios es aún menor: en Huehuetlán el Grande (0.67), Molcaxac y Huatlatlauca (0.68) y Jolalpan (0.69) (Oficina Nacional de Desarrollo Humano, 2008). Según el Coneval, el 15 por ciento de los poblanos vive en pobreza extrema, pero en la Mixteca es el 27 por ciento; en Tzicatlacoyan el 43, Jolalpan 36 y Huehuetlán el Grande 33. La escolaridad promedio en el estado es de 7.9 años, y mucho más bajo en la Mixteca, 5.8; la situación es peor en: Huatlatlauca 4.7, Guadalupe y Jolalpan 5.0, Huehuetlán el Grande y Tulcingo 5.1 (INEGI, Censo 2010). La población analfabeta en el estado es de 10 por ciento; en la Mixteca, 17; en Huatlatlauca 29, Guadalupe y Huehuetlán el Grande 24, Petlalcingo, Tulcingo y Santa Inés, 22, Jolalpan 21 y Tehuitzingo 19 (INEGI 2010). En sorprendente contraste con este desolador panorama, está el caso, fuera de serie, de Tecomatlán, con apenas un poco más de cinco mil habitantes, pero que ha mostrado una admirable capacidad para organizar y planear su desarrollo. Sólo como ejemplos: el 10 de junio de 2008, el Ministerio de Educación de la República de Cuba, con metodología certificada por la UNESCO, lo declaró municipio sin analfabetismo; todas sus comunidades tienen hasta educación secundaria (salvo una por su poca población); y en la cabecera municipal existe, además, un Centro de Bachillerato Tecnológico, la Escuela Normal Superior Mixteca Baja y, a nivel superior, el Instituto Tecnológico. Su vida cultural y deportiva es muy intensa: cada año, más de seis mil deportistas o artistas procedentes de todas las entidades del país se dan cita en este aislado municipio para competir, alternativamente, en las principales disciplinas artísticas y deportivas, para lo cual se dispone de modernas y espaciosas instalaciones, únicas en toda la Mixteca Poblana. Pero agotemos esta breve exposición sobre el estado general de la región. En el renglón salud, en Puebla hay 1.5 médicos por cada mil habitantes, y en la Mixteca 1.1; en Huitziltepec 0.4, Santa Inés 0.5, Jolalpan 0.6 y Tehuitzingo 0.6. En la mejor ubicación están Ixcaquixtla (2.5) y Tecomatlán (2.4) (Dirección de Estadística e Información, Subsecretaría de Planeación, Gobierno de Puebla). En el estado, el 49 por ciento de la población es derechohabiente en instituciones de salud; en la Mixteca, el 45, y en algunos casos extremos, como Jolalpan, sólo el 27. En el estado, el 82 por ciento de las viviendas tiene agua entubada; en la Mixteca el 66; en Tehuitzingo y Molcaxac, 33 y 45, respectivamente. En el estado, el 36 por ciento de las viviendas tiene línea telefónica; en la Mixteca, el 26. No es de sorprender entonces que ante tal abandono y en circunstancias naturales tan adversas, buena parte de la población recurra a la emigración, sobre todo a Estados Unidos. De los 18 municipios más poblados, dos, Tulcingo y Huehuetlán, tienen índice migratorio muy alto; en ocho más se considera alto; en seis es medio y sólo en dos es bajo. Pero la región tiene potencial propio de desarrollo, que con una buena inversión podría aprovecharse. Fuera de estas fuentes oficiales y al margen del evento mencionado, en charla personal, un profundo conocedor de la región destacaba cuatro aspectos fundamentales a investigar y diagnosticar para impulsar el desarrollo; primero, el recurso agua, el gran factor de restricción para cualquier proyecto de desarrollo agrícola, ganadero, forestal o urbano; segundo, el agotamiento de especies forestales de consumo humano, muchas en riesgo de extinción, de gran valor potencial para la región y el mercado nacional; tercero, en desarrollo ganadero, la cría de cabras, especie de fácil adaptación al clima, y que encuentra en la región especies de ramoneo como la cubata, leguminosa de alta palatabilidad y elevada riqueza nutricional; la Mixteca es una región de alto potencial en esta actividad. La cuarta línea de investigación son los recursos minerales, factor muy valioso para el desarrollo regional; allí existen bentonita, barita y mármol.  Hablamos, pues, de una región marginada y pobre, con un clima inhóspito y sempiternos cacicazgos locales que han impedido el desarrollo; que requiere de grandes inversiones en educación, infraestructura pública, salud, vivienda y generación de buenos empleos. Un esfuerzo así precisa de investigación científica, que descubra los recursos que la propia región puede aportar para su desarrollo; que oriente la inversión pública y privada, y la encauce hacia actividades y subregiones específicas. Así, la Mixteca desarrollará una economía próspera, dependerá menos de las remesas enviadas por los emigrados, y podrá proteger y aprovechar racionalmente sus recursos naturales, muchos en franco deterioro, y evitará seguir pagando un alto costo social en desintegración familiar y pérdida de capacidad laboral.