• La Verdad del Sureste |
  • Sábado 20 de Abril de 2024

OPINIÓN EN VERDAD

ORDEN PÚBLICO, UN CAMINO MINADO


Por Julio Barrón


Los adversarios quieren pretextos. Lo peor es dárselos por errores elementales. El desalojo violento de las mujeres de Macuspana que se plantaron en la Plaza de la Revolución es una clara señal de alerta que el gobierno de la alternancia debe tomar en cuenta. Ignorarlo sería dar oportunidad para que una situación menor salga de control. Pueden abundar explicaciones, pero en este tiempo en el que la información y las percepciones se difunden a la velocidad de la luz los daños son irreversibles. La policía no debe operar como si se tratara de un régimen autoritario. Tiene que marcarse la diferencia.
    Se puede discutir si la demanda de 15 millones de pesos por parte de la cooperativa Unión de Mujeres Confeccionistas Industriales Chontales para financiar una maquiladora es o no legítima; si es o no excesiva. Lo indiscutible es que el proceder de la policía fue exagerado. Fuera de control.
    Irrumpir en un acto oficial en la Plaza de la Revolución y pretender acercarse al gobernador no merecía los golpes de los 40 elementos de seguridad. Si la intención era detener a Julio César Álvarez de los Santos, presidente de la asociación civil México Despierta, los encargados de ejecutar la orden tenían que estar encabezados por alguien con suficiente criterio para saber cómo y cuándo actuar. Se hizo de ver la ausencia del secretario de Gobierno y sus operadores políticos. ¿Fue una trampa?, ¿de quién y para qué?
    Claro que para el gobierno del estado no es fácil lidiar con tantísimas demandas que en todas partes, todo el tiempo, amagan con cerrar carreteras y hacer plantones. Pero no puede proceder de la misma manera en que lo haría un gobierno del PRI represor cuando su motivo ha sido el cambio.
    Para evitar este tipo de protestas hace falta un trabajo más fino y delicado: atender las demandas. Si bien es imposible soltarle recursos a todo el que lo pida, bien se puede trabajar en un esquema de propuestas para conseguir los recursos, con responsabilidades compartidas.
    Si la gente pide trabajo, hay que dárselo. En necesario corresponsabilizar a la iniciativa privada. No todo son ganancias y lucro. Es cierto que la población está mal acostumbrada a pedir y exigir que le sea dado sin comprometer nada. Hacen falta respuestas diferentes a los problemas de siempre.
    Se dice que los policías han sido capacitados en materia de derechos humanos, pero esto no es algo que el ciudadano sienta en las calles. En el episodio de las mujeres chontales, los guardianes del orden sacaron a relucir su vocación violenta.
    Lo más grave no es la responsabilidad personal de cada policía, sino la omisión institucional de la policía preventiva que carece de protocolos ante este tipo de protestas. La política tiene que ser de diálogo, que no de concesión. Puede ser que recurrir a los golpes sea la manera más rápida de terminar con una manifestación, pero es la forma más riesgosa de responder a un problema. No se resuelve, se agrava.
    Hay que recordar que se trata de un problema político, no en el sentido electoral, sino de políticas públicas. Hay que promover empleo y seguridad. Deben desarrollarse con urgencia para desarticular estas demandas de manera más hábil.
    Hace falta idear una manera pacífica de atender los reclamos justos, negociar tiempo, recursos y compromiso con los demandantes, y desarticular protestas cuando el reclamo no es legítimo de manera que pierda el apoyo de la opinión pública. Si detrás de esto hay vivales, provocadores o adversarios políticos, lo peor es darles ocasión para colgarse banderas de presuntos justicieros. Los saqueadores de ayer aprovecharán cualquier oportunidad para aparecer como defensores de problemas que son herencia de su mal gobierno.
    Vienen tiempos difíciles. Hay que recordar que existen especialistas en negociación, solución de conflictos, concertación. Como también has especialistas que viven de incendiar la pradera.