• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 19 de Abril de 2024

Peña Urquieta un luchador agrarista y un entrañable amigo: David Conde


Por Cecilia Vargas Simón


“Conocí a Mario a principios de 1991, yo acababa de salir de la UJAT e instalar un despacho jurídico en la calle Francisco J. Santamaría, mejor conocida como la Bajada de la Mosca, siempre caminaba hacia  27 de Febrero hacia el centro y me llamaba la atención cruzarme continuamente con un tipo moreno  que siempre llevaba un pañuelo en la mano”.

       Así describe David Conde Mendoza, abogado agrarista, ex dirigente de la Central Única de Trabajadores y hoy asesor jurídico del diputado perredista Alipio Ovando,  sus primeros encuentros con quien por varios años se convirtiera no solo en el apoyo jurídico de Mario Adolfo Peña Urquieta en las luchas agrarias que el activista político y social emprendió en Tabasco, sino en su entrañable amigo.
         De tanto cruzarnos en el camino ya que la oficina de la Coalición de Organizaciones Democráticas (CODUC ) estaba también por ahí, nos empezamos a saludar -cuenta David Conde, al revivir su recuerdo de  cómo conoció y se involucró en el trabajo que Peña Urquieta realizaba con varios grupos de campesinos tabasqueños.
        Tengo muy presente que fue en abril de 1991, porque fue una fecha muy importante para mí,  que se me acercó y me dijo, con esa su serenidad  característica, que pronto lo detendrían, por lo que me pedía que llegado el momento, me convirtiera en su abogado defensor.
       Estaba recién graduado, era un abogado inexperto aun, pero cuando uno sale de la universidad se quiere comer el mundo y piensa que hay aprovechar todas las oportunidades que se le presenten para progresar económicamente, y para mí, en ese momento, Mario era un potencial cliente, no el amigo, el hermano en que se convirtió después.
       Le contesté que sí, pero no le pregunté, cuáles eran los motivos de su posible aprehensión.
       Entre el 14 y el 15 de abril, su compañera Irma Rojas me habló por teléfono para informarme que Mario había sido detenido y que le había encargado que cuando eso sucediera, me llamara.
       Lo que pasó, cuenta Conde Mendoza,  es que el gobierno de Salvador Neme Castillo le había integrado varios expedientes judiciales “por despojo de tierras” en Comalcalco, Frontera, y Huimanguillo, como consecuencia de las luchas que libraba con campesinos de esos cuatro municipios.
       Lo trasladaron al reclusorio de Comalcalco e iniciamos la defensa, pero yo ni titulado estaba, entonces nos trasladamos hasta allá a litigar, Mario estuvo en prisión seis meses y días y salió con más ímpetu.
        Entonces fue que me dijo: “David quédate con nosotros vamos a trabajar  a ocuparnos del área jurídica de la CODUC”.  Valoré la situación y acepté, fueron tiempos difíciles en todos los sentidos pero profesionalmente muy enriquecedores, avanzamos bastante, logramos triunfos importantes con su dirección, porque era el secretario general de la CODUC en Tabasco en la que participaban diecisiete o dieciocho miembros.
        Aproximadamente dos meses después de su excarcelamiento, Mario junto con la mayoría de los integrantes de la CODUC rompimos con la CODUC y nos integramos a la Unión General de Obreros y Campesinos de los Estados Mexicanos (UGOCEM).
        Nos dedicamos a la defensa jurídica de los campesinos, pero Mario tenía la ventaja de una formación política de izquierda, yo también de alguna manera, pero más metido en la cuestión jurídica; logramos triunfos importantes para la gente que defendíamos, el caso de Pasamonos, en Tacotalpa, por ejemplo,  fue para nosotros emblemático, y antes de ese, el de Tierra Amarilla.
       El caso de Pasamonos, sostiene David Conde,  fue uno de nuestros triunfos más importantes, ganamos un juicio en el Tribunal Agrario, en relación a un despojo de tierras que un grupo de ejidatarios reclamaba, cansados de que no les hicieran caso invadieron el predio y fueron reprimidos, pero al final la Reforma Agraria tuvo que aceptar que los campesinos no habían invadido nada sino ocupado las tierras que les pertenecían.
        Otro recuerdo de Mario que me quedó grabado, menciona Conde Mendoza,  fue cuando en uno de esos días de febrero de 1992, luego de comprar el Diario Oficial de la Federación que publicaba la nueva Ley Agraria, comentó:
    “¡Mira David ya nos fregó Salinas de Gortari con esta reforma!” Le contesté, si eso es lo que ahora hay, ni modo debemos seguir trabajando con lo que hay.
        Creo que tanto como CODUC como UGOCEM, Mario y yo fuimos de las primeras organizaciones campesinas que libramos nuestras batallas en el Tribunal Agrario, desgraciadamente las demás se apoyaban en la Procuraduría Agraria, no se preocuparon por la formación de un cuerpo jurídico propio que los mantuviera independientes del Gobierno, porque finalmente esa procuraduría es una dependencia federal.
        En esas circunstancias conocí a Mario, después nos salimos de la UGOCEM y formamos la Central Unitaria de Trabajadores, también una organización nacional, y como sucede en todas las relaciones de trabajo, entre nosotros surgieron diferencias de criterio, nos alejamos, Mario se tuvo que ir al Distrito Federal en donde se desempeñó como director jurídico de la delegación de Tláhuac en el trienio 2010-2012.
       Cuando llegó Roberto Madrazo al gobierno del estado comenzó a presionar a dirigentes campesinos y líderes agrarios incómodos para que abandonaran Tabasco, bajo la amenaza de que si no salían del estado los metería a la cárcel,  se fueron muchos, y uno de ellos fue Mario.
       Mario primero lo que hizo fue cambiarse de casa, pero la permanente presencia de los judiciales a su alrededor lo decidió a dejar Tabasco, no era algo como para andar haciéndole al héroe, comenta Conde Mendoza.
       Peña Urquieta se fue de Tabasco por las amenazas de Roberto Maderazo, “eso lo tengo muy claro”, sostiene  
       -Recuerdo que existió otro momento de tensión y presión de parte del Gobierno hacia la CUT, hacia Mario, cuando el levantamiento del zapatista en Chiapas. ¿La CUT estaba involucrada?
        En ese momento éramos UGOCEM, y  Mario y yo, siempre mantuvimos un respeto mutuo a nuestras ideas, amigos míos me recriminaban el que no participara activamente con los zapatistas, platique con él, y no es que no simpatizara con ese movimiento, ni digo que estuviera mal, solo que como chiapaneco  veía las cosas de otra manera y mantuve una posición propia, un poco al margen del mismo.
        Pero Mario y Julio César Alvarez de los Santos si participaban activamente, nuestra oficina se volvió un centro de apoyo a los zapatistas, ahí llegaba la gente a dar lo que quisiera y pudiera para apoyarlos, Mario tenía contacto con ellos.      
        En ese momento sufrimos dos asaltos en el día, no estuvimos en ninguna de las dos ocasiones y primero pensamos que se trataba de robos cotidianos, pero luego dedujimos que no eran tal sino que tenían otra intención.
       En México, Mario también trabajó en el Congreso de la Unión apoyando a Julieta Uribe Calderas cuando fue diputada federal por el Partido de la Revolución Democrática, últimamente y hasta antes de su deceso se desempeñaba como asesor jurídico de la CODUC en el DF, organización a la que regresó estando en el DF, también trabajaba en la Cámara de Diputados como secretario técnico del Comité del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, afirma.
       Sin embargo, siempre mantuvimos nuestra relación de amigos, además de tener algunos pendientes que se relacionaban con nuestro trabajo jurídico, existió siempre entre nosotros un gran compañerismo, mucha afinidad, cercanía y comunicación, por lo menos una vez a la semana nos cruzábamos una llamada telefónica.
        En ese marco conocí a Mario Adolfo Peña Urquieta y establecimos una relación no solo de compañerismo sino de amistad no solo con él sino entre nuestras familias, había mucha afinidad, mucha cercanía y nuestra amistad duró hasta el momento de su muerte, por lo menos una vez por semana nos comunicamos por teléfono.        
      En la CUT se sigue trabajando, yo me retire hace seis años, ya llevo 22 años litigando en derecho agrario, añade  Conde Mendoza. Se le quiebra la voz, cuando recuerda que fue muy duro para él no solo llevar la trágica noticia a su familia, sino asimilarla. Mis hijos y los suyos se tiene mucho aprecio, Emilio, el niño de Mario e Irma Rojas estudiaron la primaria en la misma escuela y cuando a ella se le hacía tarde para pasar por su hijo, mi esposa lo recogía y lo llevaba a nuestra casa.
       Existe entre las dos familias fuertes sentimientos de amistad y hermandad, y Mario fue un amigo como pocos, muy sincero y un gran hombre, reitera.