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  • Viernes 19 de Abril de 2024

¿Por qué no tienen sindicato las empleadas domésticas?, eso podría cambiar, consideran


Ciudad de México, 20 de septiembre.– Diversas organizaciones de empleadas domésticas se preparan para hacer realidad el primer sindicato de trabajadoras del hogar en México y exigir al gobierno mexicano derechos laborales, como en cualquier otro empleo.
    Ellas sueñan con contar con seguro social, prima vacacional, días feriados y todas las prestaciones de ley por un trabajo que hasta el momento, es poco valorado.
    Por ello, la organización International Domestic Workers Federation (IDW) gestionó recursos para apoyar a las organizaciones mexicanas de trabajadoras del hogar del país y cambiar la realidad de las empleadas domésticas.
    “Se requiere de un grupo de trabajadoras del hogar dispuestas, que sepan que para tener sus derechos, tienen que reunir a más trabajadoras, y entender cuáles son sus derechos fundamentales como un trabajador”, dijo Elizabeth Tang Yin Ngor, presidenta de la IDW, que tiene presencia en Asia, África, Latinoamérica, Europa, Norteamérica y el Caribe, en entrevista para SinEmbargo.
    La activista detalló que en el mundo hay alrededor de 50 millones de empleadas domésticas y 70 sindicatos. Existen países donde son aguerridas y luchan por sus derechos, pero en México sucede lo contrario.
    “El primer objetivo es crear diversas actividades para hacer que las personas y todas las organizaciones pequeñas se interesen. En México no son aguerridos, porque no hay ninguna ley que las proteja, las haga visibles. Ellas sienten que no son trabajadoras, porque el mismo tema social las ha relegado y ellas mismas no se reconocen”, explicó.
La formación del sindicato en México estará a cargo del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (Caceh), una de las organizaciones de empleadas domésticas más importantes en el país.
    Marcelina Bautista Bautista, fundadora del Caceh, explicó que el sindicato es uno de los principales objetivos por los que surgió la fundación que dirige.
    “El sindicato no estará en seis meses, implica mucha cosas, la federación nos ayudará en el proceso, se hará conciencia, afiliación. Nuestra asociación funciona parecido a un sindicato, pero le falta esa personalidad jurídica para incidir en el gobierno, formar parte del diálogo sobre los derechos colectivos de las trabajadoras”, dijo.
    Bautista estimó que en un año se llevarán a cabo los registros, las entrevistas con la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y se conseguirán las constancias de las empleadoras.
    “Para poder arrancar las empleadoras necesitan darle una constancia a las trabajadoras donde digan que la trabajadora está empleada en su casa. En México no hay un sindicato, los empleadores lo ven como problema”, comentó.

MÉXICO SIMILAR A CHINA

Adriana Rodríguez De Altamirano, mejor conocida como #LadyChiles, saltó a la opinión pública cuando publicó en una red social un video donde reclamaba a una trabajadora del hogar el haber tomado un chile en nogada sin su permiso. La denuncia llegó al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), instancia que inició un procedimiento contra la mujer que gritoneó y humilló a su empleada.
    Como el caso de #LadyChiles, Elizabeth conoce muchos:
“El 2 de enero recibí un correo de Pakistán donde una organización me comentó que un chico de ocho años, saltó de un cuarto piso, cuando su empleador lo estaba mordiendo porque no hizo bien sus labores, le estaba pegando, pateando y al tratar de escapar se mató”, narró.
    Elizabeth Tang dijo que “en la mayoría de los países sucede lo mismo, el trabajo es fundamental, pero la gente no valora el esfuerzo que hay en este trabajo. En la mayoría de los países no hay un apoyo legal y México es parte de la peor parte de todos estos países, porque ni siquiera tiene en la Constitución este tipo de trabajo”.
    China es otro de los países más controversiales por sus prácticas laborales. Los casos de las condiciones laborales en las fábricas chinas son un ejemplo y el trabajo doméstico no se queda atrás. México tiene sus similitudes con el país asiático.
    “Yo pienso que sí podría compararse con China, porque no reconocen a los trabajadores como trabajadores”. Comentó que los empleadores se sienten con el derecho de que las trabajadoras hagan todo, que pueden tener derechos sobre sus vidas. “En todos lados hay historias terribles”.
    En México la escena de la mujer que le reclama a su trabajadora por comida, es familiar. La humillación por los alimentos es el común denominador entre las patronas mexicanas, así como los adjetivos “muchacha”, “criada” y “sirvienta”.
    Es más, tener cierto número de “muchachas” es una cuestión de estatus entre las mujeres que cuentan con los recursos para pagar no una, sino dos, tres o cuatro empleadas.
    “Le parecería increíble cómo es el trato, la humillación que se vive en las casas. Nos hacen ver nuestro destino y la comida es parte fundamental. Lo peor que me pasó fue tener que comer de diferentes platos, te dicen: ‘Come lo que hay, pero no uses esta leche, no uses el jabón tal’ y al final no puedes comer lo que hay”, dijo Marcelina Bautista.
    El uniforme forma parte de ese juego de poder, donde la trabajadora doméstica tiene un lugar en casa. “Es otra forma de discriminar, de marcar las diferencias en esa casa. El uniforme rosa, azul o verde y también hay uno para las ocasiones especiales”, indicó.
    Las trabajadoras del hogar no son dueñas de su tiempo: la jornada empieza a las 7:00 de la mañana y no tienen hora para ir a dormir.
Si alguien llega a las 3:00 de la madrugada, debe estar esa trabajadora lista para abrir la puerta. Si a la patrona se le antoja un vaso de agua en medio de la noche, debe levantarse de la cama e ir a darle atenciones.
    En general, la trabajadora doméstica tampoco goza de servicios médicos. Si una de ellas enferma, depende de la generosidad de su empleadora, quien generalmente sufraga los primeros gastos, cuando una aspirina o un té de manzanilla, no son suficientes.
    “Cuando ya tienes que ir al médico y es muy caro, pues no, hay trabajadoras que tienen que hacerse algunas cirugías, pero cuando los patrones ven que es caro, se van deslindado de esa responsabilidad”, detalló Bautista.