• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 18 de Abril de 2024

POSTAL DE CRONOS

Los políticos nos deben demasiado, pero son desconsiderados


Ulises Rodríguez Guzmán


En un spot de radio escuchamos que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) promociona su vapuleado orgullo de festejar 86 años de existencia y echa en cara que gracias a ellos los mexicanos contamos con el servicio médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); que al PRI debemos el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) creado en 1972 aun cuando es una ´obligación constitucional que tienen las empresas de proveer vivienda a sus trabajadores´; que a ellos, los priistas, le debemos Ciudad Universitaria, el Instituto Politécnico y otras instituciones educativas que son reconocidas a nivel nacional e internacional; ¿será que las escuelas normales no se las debemos al PRI o las niegan por los recientes acontecimientos en el estado de Guerrero en los que el Estado mexicano está involucrado pero no las menciona esta publicidad radiofónica? El spot culmina diciendo que continúan ´moviendo a México´ en alusión al gobierno peñanietista.

    No informan a los ciudadanos que todo de lo que se vanaglorian los tricolores desde su nacimiento en 1929 como el Partido Nacional Revolucionario (PNR) es una obligación del Estado que los ciudadanos tengan una mejor calidad de vida en todos los sentidos y eso no es exclusivo de un gobierno en particular, si no ¿para qué se eligen las autoridades que han de encabezar las instituciones de los países?
    Pero en tiempos electorales el PRI se siente con el derecho de chantajear la conciencia colectiva de los mexicanos y engañar a quienes no están informados de que a las administraciones priistas se le debe casi la existencia humana. Recuerden que es una campaña priista aquello del reclamo contra el lema del primer gobierno de transición en Tabasco y el ´cambio verdadero´. El tricolor juega a ser dios en nuestro país y en nuestro estado: construye y destruye a la vez. Los granieristas se unieron para transformar Tabasco, y lo consiguieron con el aval de sus correligionarios de partido: el estado lo transformaron en una de las entidades federativas más atrasadas, pobres y contaminadas de la región sureste. Como dice un querido colega: fue para trastornar Tabasco.
    Es una enferma y desesperada estrategia priista, como cualquier otro partido político que se atribuya descaradamente lo poco que se ha logrado en este país en beneficio de la sociedad en general, la de promocionarse de esta forma pues saben que su credibilidad ante la opinión ciudadana ha disminuido drásticamente y no por complots ni guerras sucias sino por su actuación pasada y actual en la que sus gobiernos han demostrado que el poder se tiene que conseguir y mantener a costa de los derechos humanos de los mexicanos.
    Por lo tanto no es un orgullo estar afiliado al PRI o al cualquier otro partido que demuestre que ser déspota es un requisito para gobernar, ya que esto es contradictorio en un país que se define republicano; el partido tricolor ha fundado una burocracia que se convirtió en una monarquía, más costosa que las monarquías tradicionales europeas, pues ha vivido apretándole el cinturón a la mayoría de los mexicanos casi un siglo. Los mexicanos seguimos pagando las deudas de los banqueros a través del Fobaproa; sufragamos los impuestos que evaden las grandes empresas nacionales y transnacionales; los errores y experimentos de los expresidentes corre por cuenta nuestra, además de sus comodidades en cuanto a pensión y seguridad personal vitalicias post-presidenciales; es decir, a quienes se dicen priistas de hueso colorado y a los que no formamos parte de ningún instituto político nos costará demasiado y una eternidad generacional mantener el modo de vida al que los tricolores de alta alcurnia están acostumbrados.
    ¿Qué le debemos los mexicanos al PRI y a los políticos en general? ¿Qué maldición estaremos pagando que vivimos una esclavitud sistematizada a manos de la política de nuestros hermanos y paisanos? ¿Por qué ese empeño de la clase política de destruir un país como el nuestro a base del engaño y la mentira? Pareciera que esta clase se ensaña contra quienes los mantienen en el poder. Don José Saramago en el “Ensayo sobre la ceguera” nos muestra esa parte de destruirnos entre nosotros mismos; sin embargo nuestros gobernantes y sus compinches se han extralimitado. La clase trabajadora pone los muertos para que los políticos mantengan sus privilegios. Demasiados políticos, demasiados partidos ya son insostenibles como para que nos ´rompan la madre´ con su cinismo y su artimaña.