• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 19 de Abril de 2024

Una raya más al tigre


Por Uriel Tufiño


@UTufigno

El cineasta González Inárritu propuso, Peña dispuso y llegó “La Tuta” que todo lo descompuso. La semana que termina trajo muchos acontecimientos a gran velocidad, como si estuvieran listos para correr en el serial de la Fórmula Uno en el Autódromo de la Ciudad de México, aunque el precio de los boletos sea inaccesible para el grueso de la población de nuestro país. Vamos, ni siquiera los boletos de reventa de una final de fútbol alcanzan dichos costos. Pero entremos de lleno a nuestros temas principales.
    No sé si Enrique Peña conozca a gente del cine y la televisión más allá de las que aparecen en las revistas que se encuentran en las peluquerías, pero si la conoce no debió caerle en gracia la expresión que utilizó el ganador del Premio Óscar a la mejor dirección, Alejandro González Iñárritu, quien remató a su antojo un balón que le puso a modo su amigo, el también actor Sean Penn, quien presentó al ganador del Óscar con un sarcasmo que muchos no entendieron, sobre todo en México. Para quienes no lo han seguido, les comento que Sean Penn es un activista que en otros tiempos hubiera sido perseguido y tachado de comunista por sus posiciones contrarias al gobierno norteamericano.
    ¿Realmente no tenemos el gobierno que merecemos, tal y como lo afirmó el laureado director? ¿O será que, parafraseando al Papa Francisco, los mexicanos ya nos hemos “mexicanizado” demasiado? Por cierto, ¿qué les suena más grave, lo que dijo públicamente el cineasta o lo que escribió el Papa en una comunicación privada? Porque el gobierno de Peña reaccionó inmediatamente ante la expresión papal y no tuvo manera de responder adecuadamente a lo dicho por el ganador del Óscar en un evento que fue visto por millones de personas en todo el mundo. Como quiera que haya sido, las palabras de ambos personajes permanecieron muy poco en la opinión pública ante la llegada de otros hechos noticiosos.
    Mientras el INE se le deshace entre las manos a Lorenzo Córdova, al quinto mes de la desaparición de los normalistas de Ayptzinapa le llegó la hora de irse a descansar al Procurador Jesús Murillo Karam. La remoción, esperada desde hace tiempo, sólo corta el hilo por la parte más delgada ya que al interior del gobierno se mantiene la estrategia de hacer menos visibles las protestas al tiempo que se endurece la represión en contra de quienes mantienen viva la inconformidad.
    Digamos que hay una perversa dualidad en la que el control de la información juega un papel muy importante en la lógica del gobierno.
    ¿Control de la información? Sí, y aunque no es nada nuevo hoy un tenemos un elemento adicional por el cual debemos preocuparnos: la llegada a la titularidad de la PGR de una hermana del Vicepresidente de Noticieros de Televisa.     
    Tal vez algunos pregunten si acaso esto representa conflicto de interés, y yo les diré que no porque ahora así todo queda en familia, a pesar de que los pesimistas insistan en que el círculo comienza a cerrarse a favor de los intereses de una empresa privada y en contra de los intereses de los mexicanos. ¿Qué va a hacer Televisa, por ejemplo, cuando la inminente Procuradora –Arely Gómez- sea cuestionada al retomar las investigaciones de los normalistas? No me imagino a Loret de Mola cuestionando a la hermana de su Vicepresidente de Noticias con la misma severidad con la que cuestionó al cantante Kalimba.    
    Y para no quedarse atrás de Joaquín Gamboa Pascoe, el Secretario General de la CTM que develó una estatua de sí mismo, Arely Gómez se despidió de sus “amigos” senadores con un discurso propio de los tiempos en los que las “fuerzas vivas” del tricolor abarrotaban las plazas con matracas, cuando la solicitud de licencia y el trámite de la misma hubieran sido suficientes. Pero no, ella no quería despedirse sino anunciar su llegada a un puesto que la puede convertir en la primera Fiscal General de la República, en la que dispondrá para sí y de los suyos –léase Televisa- de la infraestructura material y humana de la PGR, incluso de los servicios de inteligencia. Por eso mejor hablan de la captura de La Tuta.