• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 19 de Abril de 2024

SEGOB, el termómetro y la infección



Por Jesús Tolentino Román Bojórquez
Dirigente del Movimiento Antorchista en el Estado de México.

Como es del dominio público, el Movimiento Antorchista Nacional realizó el pasado 23 de julio una magna manifestación en el Distrito Federal con 150 mil adherentes, que tuvo como destino final el arribo a Los Pinos, donde despacha el Presidente de la República.         Tan gigantesco fue el esfuerzo en materia de movilización de masas, la más grande concentración del antorchismo en 41 años de vida (y probablemente, como pocas veces ha ocurrido en la historia del país), no fue el fruto de la decisión caprichosa y menos irracional del antorchismo, sino el resultado obligado, necesario, del reiterado incumplimiento de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), representada ante nosotros por el licenciado Luis Enrique Miranda Nava, subsecretario de esa dependencia, en problemas añejos y particularmente graves que afrontan varias decenas de miles de mexicanos, cuya preocupación y zozobra va en aumento por la inacción de las autoridades federales.
    La respuesta de los funcionarios fue desde un día antes, desalentadora: se pidió a la comisión negociadora de Antorcha, que encabeza el ingeniero Homero Aguirre Enríquez , que no hubiera tal movilización, puesto que el licenciado Miranda Nava no podría atendernos en virtud de que viajaría al estado de Oaxaca para atender el conflicto con la CNTE y, además, como para remachar el clavo, se nos dijo que tal protesta no se justificaba “porque ya se resolvió el problema de vivienda en el estado de Guanajuato”. Con semejantes “argumentos”, era de esperarse lo que ocurriría al día siguiente en la manifestación: no dio la cara ningún funcionario que atendiera a la representación antorchista; sólo a media mañana se comunicó, como ha sucedido en múltiples ocasiones, el licenciado Miranda Nava para ofrecer por enésima vez, una nueva entrevista para el martes 28 de julio; entrevistas que, por cierto, con frecuencia suspende y, cuando se efectúan, la tónica general durante los casi tres años de la actual administración federal, es que se toman acuerdos resolutivos (la última ocasión se firmaron algunas minutas, incluso), pero a renglón seguido los acuerdos no se cumplen y, además, el señor subsecretario suspende por largos periodos de tiempo su interlocución con Antorcha… hasta que se vuelve anunciar una nueva manifestación y, a veces, ni así. No obstante la reiterada burla en contra de nuestra organización, aceptamos ¡una vez más!, dialogar y acudir a la cita.
    Por supuesto, rechazamos de ante mano los “argumentos” justificatorios de la SEGOB y manifestamos tajantemente nuestro desacuerdo por el maltrato recibido: En primer lugar, porque si bien el problema de Guanajuato avanzó en su solución, ¿qué ganan con ello nuestros compañeros de Oaxaca, Michoacán y el Estado de México, cuyos conflictos además de añejos son verdaderamente graves? Por tanto, aceptar prorrogar por tiempo indefinido una solución significa, pues, aceptar que la SEGOB realice labor de zapa en la filas del antorchismo tendiente a dividirnos y, por ende, a debilitarnos, siendo que Antorcha se ha distinguido por su probada fidelidad a las causas populares y nadie nos puede acusar, con razón, de traidores. En Antorcha aplica lo que reza la poesía: “o todos o ninguno/ o todos o nadie/ uno sólo no puede salvarse”.
    En segundo lugar, por  grave que sea el conflicto con la CNTE en Oaxaca (razón que se adujo para no atendernos), es más grave aún que en ese estado la mafia criminal de Mixtepec sume ya la escalofriante cifra de 22 muertos en contra del pueblo de Yosoñama, entre ellos la del compañero Miguel Cruz José, miembro destacado de nuestra Dirección Nacional sin que la SEGOB haga nada para resolver el conflicto.
    En el caso de Michoacán, ¿es menos grave que cientos de niños estén tomando clases, desde febrero pasado, en la calle, debido a que una gavilla de “maestros” de la CNTE desalojó y golpeó salvajemente a los padres de familia, para lo cual gozaron no sólo de la anuencia del gobierno estatal, sino también de su complacencia y apoyo? ¿Seguirán tomando clases fuera de su edificio en el nuevo ciclo escolar que está por iniciar? Y en el caso del Estado de México, ¿es menos grave que el presunto autor intelectual del secuestro y asesinato de don Manuel Serrano Vallejo, el diputado priista Armando Corona Rivera, aparezca nuevamente señalado como presunto culpable de otro secuestro político, el de don Raúl Flores Centeno el pasado 5 de junio (caso del cual me ocupé en el articulo anterior)? ¿Qué pasa, entonces?
    Ciertamente, como ya lo dijo nuestro secretario general el ingeniero Aquiles Córdova Morán, hace más de un año, a manera de un primer balance del trato que nos da la SEGOB en la presente administración, se observa a las claras que el menosprecio y maltrato hacia Antorcha tiene una explicación muy evidente, que transcurrido ya medio sexenio no deja lugar a dudas: los altos funcionarios de la SEGOB no están de acuerdo ni con la naturaleza ni con el quehacer político de Antorcha; los irrita que nuestra organización recoja las demandas más sentidas del pueblo y que las defienda con ahínco, sin claudicar y sin traicionar; les molesta que Antorcha recurra a la protesta pública saliéndose, según ellos, de los “ cauces institucionales”. Y menos de acuerdo están, aún, en que nuestro movimiento se proponga educar y organizar políticamente a sus agremiados, es decir, que Antorcha no sea tan pragmática y cortoplacista como todas las demás organizaciones y partidos, sino que vayamos acumulando y acumulando fuerzas, no sólo para exigir solución a las demandas inmediatas del pueblo, sino preparándolo para resolver de raíz las ancestrales carencias e injusticias que padece, o sea, para cambiar el modelo económico del país, modelo que en vez de repartir la riqueza equitativamente entre sus hijos, al contrario, la concentra cada vez más escandalosamente en unas cuantas manos (apenas el CONEVAL anunció que aumentó el número de pobres ¡en dos millones más de mexicanos!).
    Muy bien, pero si lo que Antorcha hace no les parece, la solución a su malquerencia es clara: que combatan la pobreza en serio, tal como lo ofrecieron para ser gobierno y tal como se los exige la ley, y asunto que terminó. Pero mientras esto no suceda y, al contrario, la pobreza aumente en número y profundidad, que los señores del gobierno recuerden que Antorcha sólo es el termómetro que calcula en alguna medida el sufrimiento del pueblo, pero que la infección, o sea, la causa, del verdadero mal y enemigo común de todos los hombres y mujeres bien nacidos, es la pobreza, y que el reto reside en erradicarla verdaderamente de nuestra patria.
    Por tanto,  arremeter contra Antorcha, resulta tan torpe e ineficaz como querer romper el termómetro porque la fiebre de un enfermo no cede, en vez de combatir la infección con antibióticos. En suma, los gobernantes debieran de ver en Antorcha a una aliada y auxiliar (como el termómetro) en el combate de la pobreza y en la estabilidad política del país. Así nos miramos nosotros pero no nos responsabilizamos de cómo se nos mire del otro lado