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  • Viernes 12 de Diciembre de 2025

Una luz de su esperanza sería para Peñaloza con el triunfo de Morena

Fue defensor de la soberanía petrolera y luchador social para recuperar nuestra industria petrolera

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Por Cecilia Vargas Simón


Nicolás José Alfredo Hernández Peñaloza Nicolás José Alfredo Hernández Peñaloza

Vhsa. Tab., 14 jul 2018.- En este julio, dos acontecimientos sobresalientes se entreveran en mis emociones, alegrías y recuerdos, uno el sorprendente y aplastante voto que la mayoría de los ciudadanos de este país prodigó, el pasado primero de julio, al ya candidato electo para la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, el otro, el sexto aniversario del fallecimiento del ingeniero, defensor de la soberanía petrolera y luchador social,  Nicolás José Alfredo Hernández Peñaloza.
      Fue el 6 de julio en la madrugada, que a los cincuenta y seis años de edad en esta ciudad, Villahermosa, el ingeniero Hernández Peñaloza cerró toda una trayectoria de lucha sindical y social que comenzó desde su etapa de estudiante de ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional, al formar parte de un grupo de jóvenes alumnos y maestros de la izquierda marxista.
      Eso fue lo que un día me contó en un diálogo de café, como muchos que sostuvimos, al final de las múltiples entrevistas que se publicaron en La Verdad del Sureste, de las que nacieron mi admiración y una gran amistad.
      “Un día te contaré como nació ese grupo”, me dijo en una ocasión y agregó que esa agrupación, cuando sus integrantes se titularon, se comprometieron a laborar y hacer proselitismo entre los trabajadores de las industrias estratégicas más importantes del país, entonces, él y yo, pensamos que teníamos por delante muchos años y tiempo para platicarlo, una enfermedad a la que no le dio importancia y que en unos meses apago su vida, lo impidió.
      Alfredo, con ese fin, decidió integrarse a la planta de ingenieros de Pemex y ahí, sin abandonar su objetivo,  por su capacidad, ocupó hasta cargos ejecutivos.
      Lo conocí en el año 2000, apenas Vicente Fox había asumido la Presidencia, el ingeniero Hernández Peñaloza, encabezaba la primera marcha de trabajadores técnicos profesionistas en contra de Pemex, caminaron de la zona Cicom a la pirámide de Pemex, en donde se realizó una manifestación.
       En ese entonces la protesta principal era contra un reciente aumento salarial, ampliamente favorecido para los trabajadores administrativos e ínfimo para los técnicos profesionistas que eran los que sostenían la industria petrolera, a partir de ese momento, el ingeniero Hernández Peñaloza, junto con integrantes del grupo Ingenieros Petroleros del 17,  fueron desenmarañando la madeja que termino con la privatización de Pemex y el despido de miles de trabajadores altamente capacitados.
      Hernández Peñaloza, a lo largo de muchos años trabajo en la defensa del sector energético y los trabajadores petróleos, primero formando parte del primer comité directivo de la primera Unión Nacional de Técnicos Profesionistas Petroleros (UNTPP), luego, junto con líderes de trabajadores de las industrias eléctrica y nuclear, el Comité Nacional de Estudios de la Energía, que aún subsiste.
       Luego de varios años, seguramente cansado y frustrado porque a pesar de las denuncias y la lucha que emprendió junto con otros ingenieros para evitar la privatización de Pemex y el continuo despido de trabajadores, en Tabasco continuó su lucha en favor del sector energético, pero también impulso la formación del Frente Sindical Indígena Campesino y Popular y el Consejo de Comunidades de Centla y a nivel regional se sumó a la lucha ciudadana en contra de la construcción de un mayor número de presas , tanto en Guatemala, como en Chiapas y Tabasco.
      Era un luchador social incansable e imparable en las actividades que realizaba, ya enfermo y apenas unos dos meses antes de su fallecimiento, con el apoyo del Sindicato de Trabajadores Administrativos y de Intendencia, todavía gestionó la presentación del libro “El Cártel Negro“, que en esos años, había publicado la periodista Ana Lilia Pérez, en relación al enjambre de corrupción que impera en Petróleos Mexicanos.                             
        En esa ocasión, Hernández Peñaloza se refirió a los daños a la Nación ocasionados por la privatización de Pemex, “el desmantelamiento de la que fuera la industria petroquímica más avanzada, la desaparición de los talleres de mantenimiento de ductos, colocando a Tabasco, en una bomba de tiempo”.
        Mencionó que en ese entonces, denunció  la pérdida de 2 millones de barriles de crudo por día en Cantarell durante cinco años, por la decisión del gobierno federal de inyectar hidrógeno en lugar de gas natural en el proceso de extracción, como los expertos mexicanos recomendaban.
        “La corrupción que impera dentro de la paraestatal y el sindicato petrolero y la misma privatización lanzaron a la calle a su personal altamente calificado o al servicio de empresas transnacionales,  y colocado a Pemex como botín del crimen organizado”, sentenció.
      En ese evento, la periodista Ana Lilia Pérez, afirmó:
       “Petróleos Mexicanos se ha convertido en un nicho, no solo para altos directivos de la paraestatal, funcionarios,  gobernadores y contratistas implicados en actos de corrupción sino para, prácticamente todos los cárteles de la droga que operan en México, todos ellos hacen negocios con Pemex”.
        Seguramente para el ingeniero Hernández Peñaloza, este primero de julio significaría una luz de su esperanza y la de muchos mexicanos de recuperar nuestra industria petrolera, quizá al lado de la ingeniera Rocío Nhale, también su compañera de lucha, quizá dando seguimiento a ese proyecto.
        Como fue su deseo, una  mitad de cenizas, fue depositado por su esposa e hijo, en la zona del Petén en Guatemala, pues fue impulsor de un frente defensor del Usumacinta, luego de un homenaje; la otra esparcida en un remanso del mismo río pero en la comunidad de Quintín Arauz, en donde también se le rindió un sencillo pero cariñoso homenaje de parte de integrantes del Consejo de Comunidades Unidas de Centla.
       En esa ocasión, su esposa Mónica Pérez dijo a los representantes indígenas: “Alfredo seguirá en sus sueños,  pensamientos, reuniones y decisiones, no se ha ido”. Añadimos que, el legado de su lucha y bondad, seguirá fertilizando tierras tabasqueñas y los corazones de muchos de nosotros.Le debemos, entre otras muchas cosas, que nos hiciera comprender -en estas tierras en donde los estragos de la industria petrolera han causado mucha destrucción y levantado rencores- que teníamos que sumarnos a la defensa de  esa empresa de cuyas ganancias depende la salud, la educación, entre otros beneficios.
      El lema que nos heredó y sigue presente entre nosotros: “Nadie defiende lo que no conoce”.