• La Verdad del Sureste |
  • Martes 30 de Abril de 2024

Palabras de vida

El gobierno sin Dios no próspera.


Inelda Hernández de la Cruz


“Buscad primeramente el reino de los cielos y todo lo demás vendrá por añadidura”
    Para gobernar con justicia es necesario ser justos con nosotros mismos, hoy podemos ver como en este tiempo de campaña política los representantes de distintos partidos dan sus propuestas que a nadie convence, pero el que más convence por quien votar son algunos medios de comunicación que están corrompidos y que no les importa quien gobierne pues ellos tienen trabajo y no les preocupa la situación de los que no tienen  para comer.
     La situación que hoy vive nuestro País es cada día difícil, hace apenas un mes se celebraron las votaciones para gobernadores, presidentes municipales y diputados, todos ofrecieron cosas que nunca van a cumplir, porque el objetivo era solamente enganchar al ciudadano que cree en las mentiras y que recibiendo playeras o despensas que pagamos los ciudadanos que  trabajamos honestamente y de esta  manera suben al poder. Y cuando están allá ni siquiera se acuerdan de si Juan, Domitila o pedro votaron  por ellos y  por si fuera poco ni vuelven a esos lugares apartados para no manchar sus zapatos de lodo y mucho menos montarse a caballo o cruzar el rio en un cayuco. Pues todo eso solo lo hicieron como farsa y burla para el pueblo necesitado que sigue esperando que vuelvan “como la mujer espera al esposo que la ha abandonado con todos sus hijos y nunca vuelve”.Los tiempos siguen pasando y todavía hay personas que no reflexionan y siguen pidiendo Rey, si importarles que sea bueno o malo porque no se dejan guiar por Dios.En la biblia encontramos cuando el pueblo de Israel menospreció a Dios, cuando le dijeron a Samuel que querían rey. Samuel se entristeció e inmediatamente se lo comunico a través de la oración, “Jehová le respondió oye la voz del pueblo  en todo lo que te digan, porque no te han desechado a ti sino a mí, para que no reine sobre ellos”  1ª. De Samuel 8-6-7
     Cuanta ingratitud pareciera que fuera contra el profeta Samuel, pero no es así pues todo lo que hagamos siempre será contra Dios. A Israel se le había olvidado que Jehová los había sacado de la esclavitud en Egipto, que los alimento diariamente. Más sin embargo Dios le dijo a Samuel que “protestará solemnemente contra ellos y muéstrales como le tratará el rey que reinará sobre ellos”1ª. Samuel 8-8. Todo lo que Dios ordeno a Samuel fue dicho al pueblo. Pero Israel se enterco en tener Rey. Es por eso que tenemos gobiernos unos “buenos” y otros “malos”.
     Pero el que siempre decide es el pueblo y como el pueblo decide sin tomar en cuenta a Dios, es por eso que en estos tiempos tenemos  gobiernos, a quienes ustedes y yo posiblemente elegimos.
     En la Biblia encontramos una parábola interesante que nos habla de los arboles que una vez quisieron elegir un rey, preguntaron al olivo si quería gobernarlos, éste le dijo que no, porque tenía un trabajo mejor que el que le ofrecían. Puesto que para él era más importante honrar a Dios y a los hombres, luego se acercaron a la higuera y le dijeron lo mismo que reinará para ellos. Ésta les respondió que no podía dejar su dulzura y buen fruto para reinar sobre ellos. Se dirigieron a la Vid, invitándola a que reinara sobre ellos. Pero esta le respondió que era imposible porque no podía dejar su vino que alegraba a Dios y a los hombres. Y como no lograron su objetivo solo les quedaba una opción rogar a la zarza que reinara sobre ellos y cuando lo hicieron ella les respondió; si en verdad me proclaman rey sobre ustedes, pónganse bajo mi sombra; sino salga fuego de la zarza y devore a todos los hombres.  Fíjese en una cosa, que todos los árboles que daban fruto estaban demasiado ocupados en sus quehaceres, de tal manera que ninguno de ellos tenía el menor interés de ser líder. Parece muy loable la falta de ambición de gobierno en ellos, pero esto trae como consecuencia que aparezcan liderazgos sin frutos, muy dispuestos a gobernar sobre otros con un espíritu dominante y abusivo.
Yo les llamo “líderes con espíritu de zarza”, pues, cuando alguien no se les sujeta, amenazan con el fuego que devora. Pues igualito esta pasando en estos tiempo.
Ni el olivo ni la higuera ni la vid renunciaron a su naturaleza propia “para ir a ser grandes sobre los árboles”. El olivo prosiguió dando su aceite, la higuera su dulzura y la vid su mosto, honrando, endulzando y alegrando respectivamente con sus frutos naturales la vida de los hombres. Sólo la zarza, de aspecto áspera y fruto despreciable, fue lo suficientemente soberbia como para dejarse seducir por la tentación de reinar.
     ¿Para qué otra cosa sirve una zarza? ¿Y cómo podría encumbrarse a tal altura, incluso por encima de árboles mucho más nobles, sin un arrebato de soberbia y despotismo? “Si en verdad me elegís por rey, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano”. ¡La zarza, un simple arbusto, amenazando con calcinar, caso de que no aceptaren abrigarse “bajo su sombra”, incluso a los mismísimos cedros del Líbano, tal vez los árboles más majestuosos del mundo!
     La verdadera grandeza se muestra en el servicio, no en el mando. Y aunque es hermoso guiar e instruir a los hombres, para que sean más felices, son muy pocos los que saben hacerlo con modestia y humanidad. El único fin legítimo del gobierno es la felicidad del pueblo. Si alguien se esmera en guiar a los demás racionalmente, obra movido por un sentimiento justo y consecuente que le convertirá en un buen gobernante, pues sólo él podría desarrollar una política con corazón.
      Y quien se esfuerza, no en virtud de la razón, sino empujado por la pasión, en que los demás amen lo que él ama, y en que los demás acomoden su vida a la forma de  él, actúa solo por impulso, y por ello se hace odioso. Así como la zarza presumida pero  incapaz de cambiar pues se creen superiores a los demás aunque sean de mente cerrada. Ustedes dirán. “Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano”  Jueces 9-15
      Nuestra sociedad esta  plagada de  hombres odiosos, perversos y sin escrúpulos deseosos de gobernar.  No son inteligentes mucho menos sabios como dije anteriormente son los más soberbios y altaneros se creen superiores a sus semejantes y con derecho a dirigirlos y humillarlos en algún caso. Es asqueante ver a ese tipo de personalidades en cualquier lugar, pero principalmente en la política y la educación. Son una lacra para nuestra sociedad, nuestro medio ambiente, nuestra evolución y nuestra dignidad.
     Mientras las personas más sabias, inteligentes y cultas son las más sencillas, humildes y de trato más cálido y humano. se esfuerzan en guiar a los demás de manera  razonable, no obran por presión, sino con humanidad y bondad. Este es comparable con los arboles que eligieron humildemente servir, porque es mejor servir  que ser servido.  
     Aunque la voluntad de Dios era gobernar siempre a los hombres, éstos  siguen rechazándolo hasta el día de hoy.  No buscan su consejo  actúan y deciden según sus pensamientos, llenos de orgullo y soberbia como dice la parábola con respecto a la zarza que siendo solo una planta pensó doblegar a los grandes árboles del Líbano. ¿Quién podrá doblegar a Dios? ¿Acaso el hombre es mas fuerte que Dios? Contesten esas preguntas.  
     Los hombres de pensamientos buenos hacen crecer a una sociedad en todos los ámbitos político, social, educativo, ambiental, económico y más. Pero los de pensamientos perversos destruyen a una sociedad en su conjunto.El no reflexionar a quien poner por gobierno traerá muchas consecuencias negativas, porque primero hay que buscar la dirección de Dios, quién es el único capaz de corregir y cambiar el rumbo de la vida de cada sociedad. Comentarios melita_ihd@hotmail.com.