• La Verdad del Sureste |
  • Martes 30 de Abril de 2024

El Partido Muerde


Por Uriel Tufiño



@UTufigno

Imaginen la escena: un ciudadano cualquiera es remitido ante el Ministerio Público -o Juez Cívico, o como quieran llamarlo- por “faltarle el respeto a la policía”. Una vez ahí le pregunta a la autoridad que de cuánto es la multa por mentarle la madre al policía, y el responsable de la barandilla le responde: “son quinientos pesos”. Acto seguido el ciudadano infractor saca su chequera y le extiende un cheque por mil quinientos pesos y le dice al Ministerio Público: “cóbrese la falta cometida y de una vez cóbrese otras dos mentadas por adelantado”.
    Según el artículo 41 constitucional, “los partidos políticos son entidades de interés público” que reciben financiamiento público para sus actividades, pero recordemos que dicho dinero proviene de nuestros bolsillos y que, por lo tanto, nos guste o no, nosotros pagamos sus desatinos y sus excesos (viajes en helicóptero incluidos).
    Igualmente, la Constitución dispone que el financiamiento de los partidos debe destinarse fundamentalmente a tres rubros: sus actividades ordinarias, las tendientes a la obtención del voto y para ciertas actividades específicas (que van de lo educativo a lo editorial). Adicionalmente, tienen derecho al uso permanente de medios de comunicación social. Digamos que es un paquete “all inclusive”.
    En el espectro político nacional existe un partido que se hace llamar “verde” a pesar de que ha sido promotor de la pena de muerte y que no forma parte de las organizaciones internacionales que aglutinan a los “partidos verdes”, pero que en realidad es un dinosaurio con máscara de tucán. Además, dicho partido se mimetizó del tiranosaurio mayor y busca repetir en Chiapas la “exitosa” fórmula de actriz-político para intentar ocupar la silla presidencial, aunque de último momento se cayó la anunciada boda por una supuesta conjuntivitis de la actriz.
    Y para lograr sus fines se ha valido de todo tipo de prácticas heredadas del periodo jurásico: tarjetas de descuento, boletos para el cine, despensas, vales de medicina, lentes gratuitos, y una enorme cantidad de publicidad en transportes públicos, radio, cine, televisión, mochilas, útiles escolares, relojes y hasta en papel para envolver tortillas. Eso sí, debo confesar que si me regalaran papel del baño con su logotipo, con todo gusto lo reciclaría.
    Pues bien, al último corte del que tengo datos, el Partido Verde –que recibe mensualmente 27 millones de pesos para su gasto ordinario- acumula sanciones por casi 190 millones de pesos; aunque algunas de las multas han sido impugnadas, otras están firmes, por lo que el Instituto Nacional Electoral determinó retenerle los recursos correspondientes al mes de abril. En otras palabras: para cubrir su gasto ordinario, el Partido Verde tendrá que recurrir a las tarjetas Monex o a pedirle un préstamo al propietario de Grupo Higa (el empresario que le financió a Angélica Rivera la casa de Las Lomas). A no ser que un cálculo premeditado de dicha rémora del PRI cuantifique en términos de costo-beneficio lo que implica violar la Constitución a cambio de mantener sus prebendas.         
    Algo parecido a la historia que les conté al principio.
    Sin embargo, a pesar del derroche de recursos, las encuestas más recientes revelan que al Partido Verde regresó a su nivel histórico de votación luego del incremento que había tenido en los meses previos. Quiero pensar que los electores descubrieron el engaño y voltearon los ojos a otro lado.     
    Si nos atenemos a estas encuestas, MORENA logró el mayor crecimiento; incluso, si sumáramos sus puntos al partido que alguna vez fue la izquierda amarilla, el PAN se vería desplazado al tercer lugar. Y diríamos –en términos futbolísticos- que en el fondo de la porcentual cuatro partidos enfrentan el riesgo de perder su registro. Lástima, porque alguno de ellos mereció mi voto en 2012.
    Lo que también es un desperdicio de recursos son las campañas de desprestigio en las que están involucrados los tres partidos mayoritarios más el Partido Verde. Porque esta guerra de lodo se parece más a aquella canción de “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga”.
     ¿O habrá alguien que crea que es cierta la pelea entre los cuatro partidos? Digo, para qué tanto sombrerazo si en las Cámaras todo lo solucionan en la intimidad de las sábanas.