• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 25 de Abril de 2024

La policía y la vigencia de México Bárbaro


Ulises Rodríguez Guzmán


Los ladrones corren más rápido que la policía. Ya no sabemos cómo debemos cuidarnos y de quién. John Keneth Turner, en México Bárbaro, nos relata que la policía era utilizada por la tiranía porfirista para mantener a raya a los esclavos yaquis y demás ciudadanos en las henequeneras yucatecas y en general en las fábricas de las cuales el mismo presidente era accionista directo. Si un esclavo se escapaba, había un policía que lo devolvería al amo y además el agente sería recompensado por devolver a ese criminal al látigo y al garrote.
    Es decir que la policía desde antes de la Revolución Mexicana ha estado al mando de los intereses del poderoso. Ahí tenemos a los policías que se infiltran dentro de los grupos sociales para informar a sus superiores sobre el curso de los movimientos y los fines de éstos, aunque tales  grupos luchen por la igualdad social en todo el país.
    Hoy, un agente de policía, o ahora los nuevos gendarmes, son utilizados para enfrentar a manifestantes e inconformes con el sistema de gobierno que va contra la supuesta democracia mexicana; este enfrentamiento entre policías y ciudadanos es una muestra de que las habilidades políticas de quienes gobiernan no se aplican correctamente, que las leyes sólo se aplican de manera arbitraria y por ende se originan conflictos que terminan en el terror como en el estado de Guerrero. México se ha vuelto uno de los países más violentos del continente americano. Uno de los más injustos socialmente, donde se ha visto que las leyes constitucionales sólo se ajustan a los intereses de quienes detentan el poder, de quienes tienen el mando de policías y militares que les serán fieles a la hora en que un pueblo cansado de abusos y atropellos decida manifestar su descontento.
    Los ciudadanos deben respeto a la policía, esta es una acción que debe ser recíproca puesto que a la policía se le mantiene con los impuestos que paga la ciudadanía a cambio de recibir seguridad. La policía no trabaja para tal o cual gobierno o patrón, como antes lo hacían para los dueños de las haciendas o tiendas de raya porfiristas. El gobierno es sólo un administrador de los bienes de un país en general, no en particular. Eso supone que debe ser en una democracia.  Al parecer al policía se le ha olvidado el respeto que debe al ciudadano, su compromiso con la seguridad pública y el orden social; se habla de delincuentes motorizados pero este término es ambiguo pues podría confundirse con la misma policía. No podemos negar complicidad de agentes del orden público con la delincuencia a cambio de la ´mochada´; ¿cómo puede suceder esto en un país republicano, democrático? Es una realidad que rebasa los límites de la paradoja. La inestabilidad de un régimen no se resuelve enfrentando a la policía o el ejército con la población; tampoco a través de los medios de comunicación donde ese mismo régimen sólo transmite el desorden y la violencia que no se sabe si son ciudadanos o gente infiltrada del mismo gobierno u otras organizaciones delictivas pero que hacen ver al ciudadano como revoltoso indeseable.  Keneth Turner no se equivocaba cuando decía que el régimen porfirista no hacía más que degradar al pueblo mexicano, y al parecer esa tendencia sigue vigente. Se encarcela y se liquida a los líderes sociales, se les incinera y desolla peor que animales, se les inventan expedientes con antecedentes delictivos, se viola y se desaparece a periodistas que critican la forma de gobierno, al ciudadano que se manifiesta se le considera delincuente. Es entonces cuando quienes administran el Estado Mexicano se escudan en que no tienen más recurso que ´aplicar el Estado de Derecho´ y sacan a las calles a sus policías con granadas y macanas para reprimir las manifestaciones. Paga tus impuestos contribuyente y te golpearemos si no estás de acuerdo con nuestro sistema, parecería ser el lema de la justicia mexicana.
    ´Mediante la fuerza militar y la policía controló las elecciones, la prensa y la libertad de palabra, e hizo del gobierno popular una farsa´ afirma John K. Turner del gobierno de Porfirio Díaz. ¿Hay alguna diferencia después de 104 años de distancia de la revolución mexicana? Mucha policía, mucho militar, y vienen los gendarmes para reforzar la seguridad de este sistema que se dirige hacia la desestabilización del país, no precisamente por el descontento que manifiesta el pueblo sino por las desgastadas políticas que se imponen y se repliegan para no renovarse y no perder así los cotos y los privilegios del poder.
    ´He sabido, por la fuente más digna de confianza, que durante la semana anterior al 16 de septiembre, la policía secreta y delegados especiales (la acordada) eliminaron a no menos de dos mil sospechosos, tan calladamente que hasta la fecha no se ha publicado ni una sola línea a este respecto´ (John Keneth Turner, México Bárbaro, Edit. Porrúa, colección Sepan cuantos…., vigésima edición, cuarta reimpresión, 2014.).